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GUERRA EN YUGOSLAVIA Los refugiados

La ONU pugna por superar su caos en la coordinación de la ayuda

No ha empezado el registro de los kosovares ni la colaboración con quienes les acogen

Xavier Vidal-Folch

Un gigantesco y súbito aluvión de deportados, sí. Pero también el obstruccionismo del Gobierno macedonio y el caos organizativo de la agencia especializada de la ONU (el Alto Comisionado para los Refugiados) son las causas de la "confusión" registrada en la operación humanitaria de acogida a los kosovares huidos en los países vecinos. El secretario general, Kofi Annan, ha cambiado a sus delegados en la zona, lo que permite una mejor coordinación.

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Las dramáticas imágenes de los deportados pueden inducir a engaño. A diferencia de otras crisis -Ruanda o Sudán-, los refugiados "han encontrado techo" en plazo breve, "y se ha logrado evitar epidemias y muertes", destaca la comisaria europea de Ayuda Humanitaria, Emma Bonino. Pero ha habido, denuncia, más "confusión" de la inevitable.En Macedonia, la culpa principal del caos recae sobre el Gobierno de Ljubo Georgiyevsky. Puso a los deportados contra las cuerdas de sus perseguidores serbios en Blace. Abre y cierra fronteras sincopadamente. Y acaba de decidir el traslado por fases de 60.000 kosovares -la mitad de los que acoge- a la vecina Albania. Todo por temor a que rompan el delicado equilibrio étnico de su país y de su propio Gobierno.

En Albania -donde está el grueso del problema, 400.000 refugiados, más del 10% de la población local-, las causas son distintas, pues gobernantes y ciudadanos se han volcado con sus hermanos. "Existen razones objetivas para el caos, la avalancha ha sido enorme y súbita", alega Kastriot Islami, el ministro albanés que coordina el Grupo de Gestión de Emergencia, creado por su Gobierno y las grandes agencias humanitarias. "Es como si España absorbiese cuatro millones de refugiados", compara el enviado especial de Annan, Stefan di Mistura.

"Pero la respuesta internacional ha sido lenta e insuficiente", critica Islami. Las familias que acogen a la mitad de los llegados (unos 200.000) "todavía no han recibido más ayuda que un 20% de los alimentos necesarios, y está claro que esto no es una crisis albanesa, sino internacional", denuncia.

En Tirana es un secreto a voces pero oculto -por renuencia a criticar a Naciones Unidas o por falso temor a que deteriore la imagen de los espléndidos esfuerzos humanitarios- que la culpable del caos organizativo es la agencia de la ONU, ACNUR, responsable internacional de coordinar las crisis, que preside la japonesa Sadako Ogata. Hasta el punto de que Kofi Annan acaba de nombrar a su más eficaz apagafuegos, Di Mistura, como enviado en calidad de "asesor especial" de Ogata. Y tuvo que sustituir a su delegado en la zona, el tailandés Tom Meechvoet, por el francés Jacques Mouchet.

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Algo olía a podrido en las huestes de Ogata. Si se hubiera actuado a tiempo, se habrían afrontado mejor los dramas imprevisibles. Ya el pasado junio llegaron a Albania 20.000 deportados albanokosovares. Aquel preludio se gestionó fatal. ACNUR tardó siete meses en registrarlos, algo básico para cuantificar y organizar la cobertura de sus necesidades, coordinar a las otras agencias y ONG, y a éstas con el Gobierno, sus principales deberes.

Peor aún, en vez de trabajar en complicidad con los naturales del lugar, multiplicando los esfuerzos internacionales y locales, como habitualmente, "lo trajeron todo de fuera, desde el pan hasta los tractores, en plan grandioso", describe un experto. La población se irritó. También el Gobierno.

Cuando a finales de marzo se produjo el gran éxodo, la inepcia y el gusto por las vacaciones de su responsable tailandés casi provocaron la desaparición de ACNUR en el país. El viceprimer ministro Ilir Meta pidió su cabeza, coreado por los embajadores occidentales. Los europeos, a través de la agencia humanitaria de la Comisión, ECHO, trataron de separar persona de institución para que no se esfumara la única capaz de coordinar a todos. Se produjo el cambio. Ahora las cosas mejoran.

Pero persisten dos graves problemas organizativos. Uno es el registro de los 400.000 refugiados. Por fin, la próxima semana, ACNUR dispondrá de un sistema de identificación, brindado por Microsoft, tras desechar por protagonismo corporativo encargarlo a la Agencia Internacional para las Migraciones. ¿Cuánto tardará el proceso? Di Mistura aspira a que "se inicie para final de mayo".

El registro es esencial para resolver el otro cuello de botella -el apoyo a las familias que acogen huéspedes, a veces hasta media docena, en viviendas minúsculas de 40 metros -, para orientar bien la ayuda y evitar que se esfume. El proyecto es darles "dinero a cambio del cobijo" que ofrecen. Algo que funcionó en la ordenada Croacia. Pero que amenaza con suscitar desestabilización, discriminaciones y corrupción en un país apenas recuperado de la crisis de la "economía de la pirámide", el bandidismo y la anarquía de 1997.

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