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El venezolano Leonardo Benítez confirma la alternativa en Las Ventas

José Luis Bote e Iniesta completan la terna

En todo San Isidro, un único suramericano: el colombiano César Rincón. El domigo próximo, la última corrida antes de la feria ofrece otra y solitaria oportunidad. El venezolano Leonardo Benítez confirma la alternativa. José Luis Bote y José Antonio Iniesta, que se las verán con toros de Sánchez-Ybargüen, completan un cartel marcado por el mismo signo: dejar una buena razón para entrar en la rueda de las sustituciones de un San Isidro que no se ha acordado de ellos.

"Aquí no está usted". Ésta fue la contestación que recibió Benítez en el aeropuerto de Barajas. Antes, acuciado por la pregunta obligada sobre sus propósitos en el país de acogida, el venezolano había respondido con un gallardo "Soy torero. Vengo a torear en San Isidro". El agente, aficionado para más señas, desplegó el cartel, y, para sorpresa del viajero, dijo: "No. Aquí no figura usted". "Habíamos hablado con la empresa sobre la posibilidad de torear los toros de Bohórquez. ¿Qué mejor que confirmar la alternativa en pleno San Isidro? Al final, nada. La contrapropuesta fue hacerlo justo antes de la feria. No está mal. ¿Qué digo? Está muy bien. Si triunfo, puedo entrar en algunas de las vacantes que deje la feria", recuerda para situar las razones de su presencia en Las Ventas. De momento, y de forma segura, hay un hueco: el dejado por Jesulín de Ubrique. Benítez, de 26 años y con seis de alternativa, se presenta en Madrid tras un cuidadoso plan. "Hace dos años, cuando corté el rabo en la Monumental de México, me ofrecieron torear en Madrid. Yo no quise. Las diferencias entre los toros de allá y de aquí son enormes. El año pasado estuve ocho meses preparándome, habituándome a la forma de torear de aquí", dice. Un total de cuatro corridas en España y dos en Francia fueron testigos de su preparación.

Medio toro

¿Y cuáles son las diferencias? "Lo primero es el toro. Allí es medio toro. Pero lo que más me preocupaba era saber cómo me recibiría el público español. La conclusión es que está todo inventado. No vengo aquí a descubrir el hilo negro. Yo tengo que ser yo y he de convencer a la gente para que vaya a ver a Leonardo Benítez. Así, sin más", afirma en un derroche de entusiasmo que no intenta disimular el mucho miedo: "Lo único que puedo añadir es que estoy hasta las trancas".Similar entrega ofrecen los compañeros de terna. Tras una introducción lastimera sobre su ausencia en San Isidro, tanto Bote ("La corrida que me ofrecieron no casaba con mi forma de torear") como Iniesta ("No es justo que no se hayan acordado de mí") dicen encontrarse en un momento inmejorable. Los dos ofrecen un balance de dos festejos en lo que va de temporada y, de forma paralela, cuajadas de triunfos. "Pocas veces", son 12 los años de alternativa, "me he encontrado tan ilusionado", afirma Bote, un torero castigado por los toros como pocos. "El primer año", se doctoró el año pasado, "fue de rodaje. Espero romper éste", insiste Iniesta. Los dos, con Benítez los tres, sólo miran a un lado: San Isidro.

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