_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un protagonista del siglo

Ahora, cuando algunos maestros jóvenes recuperan valores de la vieja escuela, adquiere mayor significación e interés encontrarnos con los "queridos viejos" que siguen en activo, tal Kurt Sanderling. Sanderling cumplirá en septiembre 87 años, pues nació en 1912, como Solti y Celibidache. Creo que su primera aparición en Madrid data de 1982, con la Orquesta Nacional en un programa de Stravinski, Mozart y Mendelssohn. No es de extrañar, pues por aquellas décadas hace gran carrera en la Unión Soviética y en la RDA.Entre 1942 y 1960 dirige la legendaria Filarmónica de Leningrado, junto a Eugeni Mravinski, y más tarde pasa a la Sinfónica de Berlín y a la Staatskapelle, de Dresde. Nunca fue un cultivador de las tendencias más avanzadas, pero sí tuvo relación con Shostakóvich -sinfonía octava, novena y undécima- y grabó las sinfonías de Rachmaninov. Sin ser un bruckneriano, interpreta con gran altura, afectividad y afán clarificador a Bruckner -tercera y séptima sinfonías preferente-mente-. En general, tanto en los clásicos vieneses -Haydn, Mozart- como en los románticos o sus continuadores, los conceptos de Sanderling depuran de cualquier retórica sus versiones, pues prefiere la naturalidad, el fluir aparentemente espontáneo y las texturas transparentes a los excesos elocuentes.

Más información
El mítico Kurt Sanderling considera que dirigir es casi siempre una insatisfacción

Prusiano de origen (nació en Arys), vivió el Berlín de la ópera Kroll y recibió el ejemplo de Walter, Kleiber, Furtwängler y Klemperer. Pero acaso se inclinó preferentemente y por razones de su propio criterio y sentimientos a la línea klempereriana. Estamos -y esto añade valor a su vuelta a España- no ante un testigo del siglo, sino frente a uno de los protagonistas. Con una ventaja: Sanderling no viene a contarnos su pasado ni a hablar de sus vivencias, sino a continuarlas en el ejercicio vivo y entusiasta de lo que fue y es su vocación y su dedicación. No funciona bajo los brillos del star system. La música grande no es su medio de existencia: es nada menos y nada más que su vida. La Sinfonía de la sorpresa, de Haydn, y la Tercera de Bruckner constituyen toda una promesa para el público.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_