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Reportaje:

Nigeria: se acabó la paciencia

El delta del Níger es un hervidero donde las minorías se han armado para luchar contra la 'dictadura' del petróleo

Ramón Lobo

ENVIADO ESPECIALWarri no es Biafra, pero podría llegar a serlo. El delta del Níger, una de las zonas petrolíferas más ricas de Nigeria, país del que España es el segundo importador de crudo, vive una situación de preguerra. Jóvenes ijows, la cuarta etnia en importancia del país, agrupados en la Fuerza de Voluntarios del Delta del Níger (FVDN), han optado por las armas para defender lo que consideran sus derechos: control de las inversiones y de los beneficios petroleros, respeto a las minorías y protección medioambiental.

La batalla contra las grandes compañías multinacionales -Shell, Chevron, Mobil, Elf, Agip o Texaco- está declarada desde el 1 de marzo. Amenazan con boicotear sus instalaciones y secuestrar a sus trabajadores. Es algo más que una bravata. En octubre de 1988, la FVDN paralizó la extracción de cuatro campos, con una pérdida diaria de entre 150.000 y 250.000 barriles, y tiene todavía en su poder a un empleado de Chevron, empresa a la que acusa de prestar sus helicópteros al Ejército para realizar ataques, algo que corrobora un informe de Human Rights Watch de febrero.

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El delta del Níger se extiende por más de 17.000 kilómetros cuadrados. Es una laberinto de agua al que sólo se puede acceder desde Warri en barca, cayuco o lancha. El Ejército y la Marina son incapaces de frenar las incursiones del FVDN. Bello Orubebe es uno de sus jefes. Abogado, defensor de los derechos humanos, se declara un discípulo de Saro Wiwa, ejecutado por el dictador Sani Abacha en 1995. "Nos están matando poco a poco. No tenemos otra salida que la violencia para defendernos. Hemos pedido a las compañías petroleras que se vayan. Si no obedecen deberán atenerse a las consecuencias". Habla sentado en un despacho desvencijado de Warri, la capital del Delta. Bello ya ha sufrido un atentado que casi le cuesta la vida. Fue durante el juicio de Wiwa. "Sé que me pueden matar".

Riqueza vetada

En el Delta no hay Estado. Son más de 17.000 kilómetros que navegan a la deriva entre aguas verdosas o enmarronecidas en un paisaje espectacular. En la aldea de Batan carecen de luz y de agua potable. Sus no más de cien habitantes viven al lado de un pozo de extracción de Shell. "Tienen un generador que les da electricidad 24 horas al día. La riqueza que genera nuestra tierra nos está vetada", asegura Couple Oromoni, alcalde de Batan. R.C. Bremaw es de la empresa francesa Bouygues y viste mono naranja. Está en Batan en misión de estudio para construir una plataforma para la extracción de gas, otra de las riquezas de la zona. "Las cosas han empeorado mucho desde 1995. Ahora es más peligroso".El Delta está contaminado en algunas áreas. Los accidentes y los vertidos son frecuentes. Mobil sufrió uno en enero de 1998, en la plataforma marina de Idaho. El petróleo vertido en el mar, unos 40.000 barriles, afectó también a Camerún. El Gobierno de Abacha lo silenció en la prensa, pero la huella se dejó ver también en las playas aceitosas de Lagos. El río Ramos está contaminado por Texaco. En Odidi, en pleno Delta, aún son visibles los efectos de otro de los escapes. Las orillas están ennegrecidas, la vegetación muerta y huele a asfalto. "Nadie ha pensado en indemnizar a la gente que vive aquí", se queja Ernest. "Son pescadores y aquí no hay nada que pescar". Okoruwei tiene 85 años y aún es capaz de recordar cuando pescaba piezas de tres metros. "Ahora, los jóvenes deben pasar todo el día en el río para capturar tres pececitos que no les dan de comer". En Ogulacha, cerca de Forcados (del portugués forçados, esclavos), la principal terminal de la zona, hay un cartel cerca de la playa, a la entrada del pueblo: Hogar del oro líquido. Allí, en ese Eldorado, viven 25.000 personas hacinadas en casas de adobe. No hay agua potable, ni sistema de alcantarillado, ni peces. "Pero tenemos electricidad desde el año pasado", dice Nelson Isereke, uno de los responsables del poblado, "la Shell compró un generador. No está mal, teniendo en cuenta que extraen petróleo en Forcados desde 1968. Han tardado 30 años en pensar en nosotros". En Ogulacha hay un único médico, nombrado por el Gobierno federal, pero pagado por la Shell. "Para esta gente, las compañías son el Estado", sostiene el periodista local James Segun. "Pagamos nuestros impuestos al Gobierno federal , y desde 1970 invertimos 38 millones de dólares [unos 5.800 millones de pesetas] anuales en programas locales, pero no podemos ni debemos sustituir al Estado", asegura un portavoz de Shell. "Es una zona donde hay graves problemas, pero la violencia no los va a solventar", añade. En la tierra de los ogonis (la del escritor Ken Saro Wiwa), en el este del río Níger, la Shell no extrae petróleo desde 1993. Los ogonis la acusan de haber pagado al dictador Abacha para que quitara del medio al activista Wiwa. "Ahora tratamos de tender puentes para una verdadera reconciliación", dice el portavoz.

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En el oeste, el problema mayor lo tiene ahora Chevron. Los ijows le acusan de prestar sus helicópteros y sus lanchas rápidas para atacar poblados. El pasado 4 de febrero, hombres de uniforme (militares o mercenarios) arrasaron Ikeyan y Opia. Hubo cuatro muertos y varios heridos. Chevron lo niega. Pero Human Rights Watch lo confirma. Esta organización de defensa de los derechos humanos enumera en su informe otros casos en los que las fuerzas de seguridad han actuado a petición de las compañías. Human Rights Watch acusa a las petroleras de ser cómplices en los abusos de derechos humanos, esconder la polución y mantener una política de secretismo inaceptable. Chevron niega tener helicópteros o lanchas, dice que son de las subcontratas.

"El obstáculo más grave es que las petroleras ven el asunto como un contratiempo para su negocio, y el Gobierno, como caso de orden público", asegura James Segun, "pero aquí se está produciendo un salto cualitativo que nadie ve". El propio Bello, uno de los jefes de la FVDN, dice tener 28.000 jóvenes en pie de guerra y cinco centros de entrenamiento, y en su discurso ya no habla sólo de la cuestión de las inversiones, ahora amenaza con que el Consejo de los 102 jefes de clanes ijows declare la independencia. "Hemos aprendido de Biafra, su error fue no prepararse. Tenemos armas y conocemos el medio. No podrán vencernos".

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