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Entrevista:JÜRGEN TRITTIN: MINISTRO DE MEDIO AMBIENTE DE ALEMANIA

"Sólo los dictadores construyen ya centrales atómicas"

Pilar Bonet

El abandono de la energía nuclear por parte de Alemania, "la tercera potencia económica mundial", puede ser el "argumento más convincente y rotundo" para que otros países hagan lo mismo, según manifestó el ministro de Medio Ambiente de Alemania, el verde Jürgen Trittin, en una entrevista con EL PAÍS en Bonn antes de viajar hoy a Madrid. Trittin subraya que Alemania no quiere imponer su política a otros países y afirma que su "tozudez" ha sido "subestimada" por quienes dudan de su determinación para acabar con este tipo de energía.Pregunta. ¿Dónde está el proyecto de ley de abandono de la energía nuclear? Respuesta. La ley está en proceso de concertación con los otros ministerios. Antes de presentarla al Gabinete, queremos ponderar con los propietarios de las centrales atómicas, con los sindicatos y con las asociaciones defensoras del medio ambiente si hay posibilidad de llegar a un acuerdo de principio en el tema clave del abandono de la energía nuclear: cuánto tiempo seguirán funcionando las centrales nucleares que existen en Alemania. Todo lo demás depende de esto.

P. ¿Ha cambiado su estrategia en los últimos meses?

R. Nos hemos desviado del plan que habíamos fijado inicialmente en el acuerdo de coalición gubernamental, según el cual primero íbamos a impulsar una ley en la que se determinara el nuevo marco para la política nuclear -es decir, acabar con la energía nuclear en lugar de incentivarla, no dar nuevas licencias de construcción de centrales, limitar la eliminación de desechos a los depósitos definitivos de la basura nuclear-, después íbamos a comenzar las conversaciones de consenso con la industria atómica, y, en tercer lugar, íbamos a regular legalmente el abandono de la energía atómica. Mientras tanto, han comenzado las conversaciones con la industria en busca de un consenso. Después de haber constatado durante un trimestre que nada se mueve si no se aborda la pregunta sobre los plazos de explotación, hemos decidido dejar de lado las pequeñeces. Si la cuestión central es ésta, entonces conversaremos con todos sobre un paquete conjunto y pensamos que luego será mucho más fácil resolver los otros problemas.

P. ¿Qué queda del programa de coalición en el tema de la energía nuclear?

R. Se abandonará la energía nuclear. Esto es lo esencial. Cumpliremos con nuestro propósito de organizar en esta legislatura el abandono irreversible de la energía atómica. La pregunta sobre cuándo y en qué condiciones afecta a dos puntos: vamos a tratar de un modo diferente la basura nuclear y procederemos a la eliminación directa y vamos a tener un sólo centro de almacenamiento final con largos plazos.

P. Al decidir el abandono de la energía nuclear, ¿pensaron con una visión internacional?

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R. Pensamos de forma muy internacional. Tenemos los ejemplos de los vecinos, como Austria, que ya ha abandonado la energía nuclear, o Suiza, que lo acaba de decidir y Suecia, que intenta abandonarla.

P. ¿Se conformará Alemania con abandonar la energía nuclear sin tratar de persuadir a los demás países?

R. En Alemania tenemos problemas específicos que nos afectan a nosotros y no a nuestros vecinos, con excepción de los franceses, que no tienen ninguna seguridad en el abastecimiento, ya que, a diferencia de nosotros, dependen de las importaciones de electricidad. Admito que el abandono de la energía atómica por Alemania es un suceso que tiene una repercusión muy distinta en el mundo que las iniciativas de Austria o Suiza. Pero ni estamos solos ni somos los primeros en abandonar la energía atómica. Ya nadie invierte en centrales atómicas en el mundo, con excepción de un par de dictadores que tienen otros fines distintos al aprovisionamiento energético. Nosotros no nos dedicamos a predicar al mundo. Cooperamos en un programa común de seguridad de centrales nucleares y ya no apoyamos, como ocurría en el pasado, la construcción de centrales en otros lugares. En eso somos consecuentes.

P. No se trata de predicar. Si Alemania abandona la energía nuclear porque la consideran insegura, difícilmente se quedará callada ante centrales que funcionan en las cercanías de sus fronteras.

R. Es cierto que disminuiremos el riesgo sólo en la proporción por la que nosotros somos responsables. Pero ni quiero ni puedo obligar a los demás países a cerrar sus instalaciones. El argumento más convincente y rotundo para todos los demás, como muestra la reacción europea, es que la tercera potencia económica mundial se despide de la energía atómica.

P. Cree usted que el lobby nuclear en Alemania está convencido de abandonar la energía a la que ha dedicado su vida.

R. Ante una parte de los especialistas de este campo, siempre tengo la impresión de que se trata de jóvenes convertidos en adultos, que ven en las centrales nucleares un sustituto de sus trenes de juguete. Lo digo sin malicia y sin ánimo de polémica. Pero esos especialistas saben también que pueden pasar cosas terribles. Los consorcios eléctricos alemanes diversifican las fuentes de su energía, porque saben que la energía nuclear no es una máquina de hacer dinero.

P. ¿Y con qué energías alternativas piensa sustituir la energía nuclear, que produce un tercio de la energía eléctrica de Alemania?

R. Las centrales nucleares producen exactamente el superávit que tiene Alemania. Podríamos desconectar todas las centrales nucleares a la vez y no se apagaría ni una bombilla. Esto, sin embargo, tendría una consecuencia negativa, porque deberíamos sobrecargar las viejas centrales de carbón. Por eso aspiramos a un proceso escalonado y de ahí ese modelo de plazos de explotación para clausurar paulatinamente las centrales.

P. Cuando Gerhard Schröder era jefe del Gobierno de Baja Sajonia usted fue su ministro de Asuntos Europeos. Ahora parece que le cuesta más entenderse con el canciller, ¿han cambiado las personas o los temas?

R. Los temas son otros. La confrontación con la industria nuclear no es fácil. Además, nuestro socio de coalición no es tan decidido como quisiera en temas de su propia política, al margen de la coalición con nosotros. Tiene que solucionar algunos problemas. Y, a veces, surge la oportunidad de desviar la atención hacia los socios de coalición. Lo puedo entender hasta cierto punto, pero si se abusa de ese recurso, se corre el peligro de desgastar la coalición poco a poco. La coalición debe mostrar unidad.

P. ¿Qué va a hacer en España?

R. Hablaré con mi colega Isabel Tocino sobre el programa de la presidencia alemana de la Unión Europea (UE) en el campo del medio ambiente. Con la Agenda 2000 perseguimos también objetivos en política de medio ambiente. En la reformulación de las disposiciones sobre los fondos estructurales y la Política Agraria Común hay que asegurarse de que habrá más recursos para el medio ambiente y la protección de la naturaleza y que se reforzarán los fines ecológicos en la UE. Uno los temas centrales es la armonización de los impuestos energéticos en Europa, lo que es un importante elemento para la credibilidad de una estrategia europea de protección del clima.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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