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Cuba juzgará por sedición a los disidentes por los que han intercedido el Papa y Aznar

El juicio contra los cuatro disidentes cubanos más conocidos y por quienes más personalidades extranjeras se han interesado, desde el Papa hasta José María Aznar, se celebrará el lunes próximo en La Habana. Así se lo informaron ayer agentes del Ministerio del Interior cubano a los familiares de Vladimiro Roca, Félix Bonne, Marta Beatriz Roque y René Gómez, detenidos en julio de 1997. Diplomáticos y activistas de derechos humanos se han mostrado optimistas, pues el juicio acabará con la situación de indefinición de los disidentes. El juicio se celebra en unos momentos de endurecimiento legal contra la oposición.

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El "Grupo de los Cuatro"

Los cuatro disidentes, acusados de sedición, serán juzgados por el Tribunal Provincial de La Habana. Para ellos la fiscalía pide en sus conclusiones provisionales sanciones de seis años de cárcel, en el caso de Vladimiro Roca, y de cinco años, para Bonne, Roque y Gómez Manzano. En el momento de su detención, los cuatro opositores integraban el llamado Grupo de Trabajo de la Disidencia Interna, una de las organizaciones en desacuerdo más activas y que tenía más relaciones con las embajadas extranjeras y las personalidades que visitaban la isla.Un día antes de su apresamiento en La Habana, el 16 de julio de 1997, los disidentes habían ofrecido una conferencia de prensa ante corresponsales extranjeros en la que presentaron el documento La patria es de todos, en el que se criticaba al Partido Comunista de Cuba y el sistema de gobierno de la isla. Durante la comparecencia pública, los opositores hicieron un llamamiento a la población para que se abstuviera en las elecciones que se iban a celebrar en la isla a finales de ese año como medio pacífico para expresar el rechazo popular al régimen de Fidel Castro.

Durante casi un año, los cuatro estuvieron detenidos sin que las autoridades los acusasen de un delito concreto. Finalmente, el cargo fue de sedición, delito penado en el Código Penal cubano con sanciones que van desde uno a veinte años de privación de libertad. Según el Código Penal, incurren en un delito de sedición los que mediante "concierto expreso o tácito, empleando violencia, perturben el orden socialista o la celebración de elecciones o referendos, o impidan el cumplimiento de alguna sentencia, disposición legal o medida dictada por el Gobierno...", entre otros supuestos.

Durante el tiempo que han pasado en la cárcel, numerosas personalidades y países se han interesado ante el Gobierno de Fidel Castro por la situación de los cuatro disidentes. El mismo mes en que fueron detenidos, la Unión Europea (UE) protestó oficialmente y exigió su liberación, lo que provocó un enfrentamiento entre Bruselas y el Ejecutivo cubano, que calificó de "inaceptable" la protesta por tratarse de un "asunto interno" de Cuba.

Numerosos han sido los gobernantes y políticos extranjeros que se han interesado por su suerte desde entonces. El Papa, Jean Chrétien, primer ministro de Canadá, y el ministro de Asuntos Exteriores español, Abel Matutes, en nombre de José María Aznar, han intercedido por ellos. Sin embargo, al no haber sido juzgados ni condenados, las peticiones internacionales de clemencia estaban de más. Quizá por eso, el anuncio de que el juicio se celebrará el lunes ha sido tan bien recibido en medios diplomáticos.

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"El juicio servirá de termómetro político para ver cuál es realmente la dirección que quiere tomar el Gobierno, en estos momentos de aparente endurecimiento [de las medidas legales contra los opositores]", afirmó un diplomático europeo. Otro se declaraba optimista: "Si los dejan en libertad o los condenan a sanciones muy bajas, que ya han cumplido, tienen la oportunidad de contrarrestar el efecto negativo que ha provocado la Ley de Protección de la Independencia y de la Economía de Cuba. Sería como decir: "Hemos hecho una ley para defendernos de EE UU, pero no somos intolerantes".

Gerardo Sánchez, miembro de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, aseguró que, si bien la noticia es buena porque se acaba "el limbo legal" en el que se encontraban los disidentes, la comunicación no es buena del todo porque "se cierran las puertas a una salida que hubiese sido preferible: el sobreseimiento del caso".

"Mensaje de flexibilidad"

"Ahora hay que esperar el desarrollo de los acontecimientos", afirma Sánchez, hermano del disidente Elizardo Sánchez, quien se encuentra de viaje fuera de Cuba. Sánchez piensa que la imagen del termómetro es adecuada para representar el significado de este juicio. "Si los condenan a una sentencia baja, ya cumplida, o se les impone una sanción de limitación de libertad que les permita regresar a casa de inmediato, el Gobierno estaría enviando un mensaje de flexibilidad. Si la pena es elevada se estaría confirmando la línea de endurecimiento", considera el activista.

Los familiares y los abogados de Vladimiro Roca, Félix Bonne, Marta Beatriz Roque y René Gómez Manzano se mostraron optimistas ante el juicio. "Ellos son inocentes y confiamos que salgan en libertad", dijo Magaly de Armas, esposa de Roca. Algunos familiares informaron de que los opositores ya han han sido trasladados de las cárceles donde se encontraban a las dependencias de la Seguridad del Estado en Villa Marista, donde ayer por la tarde podrían visitarlos.

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