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El G-7 crea un foro para vigilar el sistema financiero mundial

Siguen las diferencias sobre las bandas de fluctuación para las divisas

Pilar Bonet

El Grupo de los Siete (G-7) no recurrirá ni a autopistas amplias ni a bandas fijas para lograr una estabilidad en los cambios de las primeras monedas mundiales, porque las discrepancias entre el liberalismo norteamericano y el intervencionismo alemán son demasiado amplias. Pero sí han decidido crear un nuevo foro que vigile los puntos débiles del sistema financiero para tener una imagen más nítida de la economía mundial.

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Los ministros de Hacienda y gobernadores de los bancos centrales de los siete países más industrializados (G-7) y Rusia, que se reunieron ayer en Petersberg, cerca de Bonn, llegaron a un acuerdo unánime para crear un mecanismo modesto, pero concreto, y decidieron fundar un Foro de Estabilidad Financiera (FEF) para mejorar la vigilancia y supervisión de los mercados internacionales, pero sin funciones reguladoras de ningún tipo.Con esta idea, de la que es responsable el presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, el G-7 aspira a coordinar y a integrar en un sistema unificado los mecanismos de carácter informativo ya existentes para vigilar los principales sujetos de la economía mundial: instituciones internacionales, Estados, bancos, empresas de seguros y bolsas. El informe presentado ayer por Tietmeyer perfila el FEF como una institución destinada a incrementar la nitidez de la imagen sobre la economía mundial, localizar y vigilar los puntos débiles del sistema financiero y capaz de proponer las medidas necesarias para neutralizar los peligros.

El FEF, que tendrá su sede en Basilea, estará formado por representantantes de países (a razón de tres por Estado) e instituciones internacionales (desde el FMI a la OSCE), dependerá de los ministros y gobernadores de los bancos centrales del G-7 y sustituirá a otros grupos formados en los últimos años para reforzar el sistema financiero mundial. El primer presidente fue nombrado ayer para un periodo de tres años. Se trata de Andrew Crockettt, director general del Banco de Pagos Internacionales (BIS). La nueva institución, que estará dotada de un "pequeño secretariado" en Basilea, se reunirá dos veces al año, la primera de ellas esta misma primavera.

La reunión de ministros de Finanzas del G-7, que también tenía carácter preparatorio para la cumbre de jefes de Estado de Colonia (junio de 1999), se celebraba sobre el telón de fondo de divisiones entre Estados Unidos y los países de la Eurozona, principalmente Alemania y Francia, y Japón sobre la política económica a seguir. Las diferencias entre el ministro de Hacienda alemán, Oskar Lafontaine, y el secretario del Tesoro norteamericano, Robert Rubin, se mantienen, y mientras el primero apoya las propuestas de la comisión Bretton- Woods con objeto de crear mecanismos coordinadores de los tipos de cambio, el segundo considera que aquellas propuestas están pasadas de moda.

En una rueda de prensa conjunta, Lafontaine y Tietmeyer, que actuó como abogado de Rubin, constataron la existencia de una discusión sobre este tema. Tietmeyer señaló que las opiniones sobre lo que debe hacerse para llegar a cambios estables son diferentes, y que "continúa la discusión" sobre las condiciones necesarias para lograr ese fin. Lafontaine sigue insistiendo en la necesidad de rebajar las tasas de interés, mientras el Banco Central Europeo cree que su política de intereses, mantenidos por el momento al 3%, es correcta, y que lo que debe hacerse es fomentar la confianza del empresariado en la economía. En la reunión de ayer tampoco se resolvió cuál debe ser el futuro papel de la Comisión de la UE en el marco del G-7 y Lafontaine admitió que el tema había sido objeto de una "vehemente polémica".

A la hora de valorar el tipo de cambio entre el dólar y el euro, que se ha devaluado respecto a esta moneda, Tietmeyer opinó ayer que "el euro no está supervaluado". "Lo importante es que el euro goce de una posición de confianza a la larga en los mercados", añadió. Lafontaine, por su parte, considera positiva la posición del euro en relación al dólar, ya que ello favorece la competitividad de las exportaciones de los Once.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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