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Entrevista:

"Hay más pros que contras para la fusión de Bancaixa y la CAM"

Miquel Alberola

Antonio Gil-Terrón Vicepresidente segundo de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y promotor Tiene para sí que los demás lo conceptúan como raro. Y lo es, puesto que no cuadra en el círculo. Con un pie en la poesía y otro en la alta política, es reticente a las entrevistas y sólo acepta ésta a título personal y no en representación de ninguno de los cargos que ocupa, que van desde el consejo de administración de la CAM, asesorar a Zaplana o la presidencia de la promotora Valencia Urbana, a empeños mediáticos como la 97.7 FM y la revista Economía 3.

Pregunta: ¿Qué le llevó a la CAM, la casualidad o el destino? Respuesta: Ni lo uno ni lo otro, simplemente me dejé llevar por el instinto, o si usted lo prefiere, por la inteligencia emocional. P. ¿Qué hace un constructor en una entidad financiera? R. Dado que desde hace años le dedico mucho más tiempo a la CAM que a la construcción, la pregunta habría que formularla al revés. P. El cargo de portavoz del consejo de administración de la CAM, que usted ocupa, se creó de nuevo. ¿Se hizo para usted, quizá para compensarle por no ser nombrado presidente? R. No creo, sinceramente, que deba ser compensado por nada, pero en el caso de que así fuera, mal negocio hubiera hecho aceptando dicho trueque. P. ¿Qué es más amigo o asesor de Eduardo Zaplana? R. La palabra amigo ha sido -en estos tiempos que vivimos- objeto de excesiva frivolidad social. Se ha abusado en demasía de su utilización, llegando a perder su auténtico significado. La amistad festivalera y banal ha ido sustituyendo -poco a poco- la auténtica amistad que es aquella que se demuestra en los momentos más duros, en las situaciones dolorosas, en las horas tristes. Es ahí cuando el rollizo grupo de amigos se diluye como un azucarillo en agua, quedando tan sólo los que realmente lo son, los que siempre lo han sido. Cuando se asesora a un amigo desde el conocimiento, el respeto y el aprecio personal, no cabe distinguir entonces si se es más asesor que amigo o más amigo que asesor, ya que entonces ambos términos forman un bloque inquebrantable e indivisible. P. ¿Está más en la CAM por amistad o por convicción en un proyecto? R. Por intuición. P. ¿La CAM es la caja de Alicante y Bancaixa la de Valencia o sólo se trata de un estereotipo? R. Hace unos años tal vez lo fueron, pero hoy en día la realidad es muy distinta. La CAM es una entidad sólidamente implantada en toda la Comunidad Valenciana y Murcia, y que además tiene una fuerte presencia en Cataluña, Baleares y Madrid. Por otro lado, no olvidemos que la antigua Caixa de Ahorros de Torrent, así como la Caja de Ahorros Provincial de Valencia, hoy son la CAM. P. ¿Hay espacio para las dos? R. La Unión Europea es muy grande. De todos modos el problema no es espacial sino conceptual. P. A menudo se habla con insistencia de la fusión, para usted, ¿es más un imperativo simbólico que económico? R. Hoy en día, hablar de fusiones es hablar de supervivencia. El máximo aprovechamiento de las economías de escala, va a ser la pauta que marque las notas del baile empresarial durante los próximos lustros. La globalización de la economía, lejos de ser un simbolismo, es una realidad palpable que choca brutalmente con las tradicionales políticas de boina y campanario. P. ¿Cuáles serían los pros y los contras de la fusión? R. Para mí -y siempre a título personal-, los pros serían los siguientes. Disminución de los gastos de explotación. Lograr una entidad más competitiva. Blindaje contra la entrada y expansión de competidores foráneos. Potenciación de las sinergias del grupo financiero de ambas cajas. Unificar el esfuerzo e inversión a imagen corporativa (márketing y publicidad) con el consiguiente efecto multiplicador a menos costo. Aunar los recursos dedicados a la obra social, racionalizando su gestión y eliminando muchas de las actuales duplicidades que se producen. Concentrar información en beneficio de una mejor selección de la clientela. Adquirir a medio plazo una mayor cuota de mercado. Racionalización de la red de oficinas potenciando, en la mayoría de casos, la actividad comercial tradicional y en otros reconvirtiéndolas en oficinas especializadas (por ejemplo oficinas de empresa y negocio, oficina VIP, centros de gestión y asesoramiento en inversión bursátil, oficinas de atención especializada para la tercera edad, oficinas especializadas, dirigidas al mundo agrícola y rural, oficinas internacionales, etcétera) ya que los clientes de volumen, tanto de activo como de pasivo, buscan cada vez más el traje financiero a medida. En cuanto a los contras, podríamos tener -y no es seguro- una posible reducción, a corto plazo, de la cuota de mercado existente. El resto, más que contras, habría que hablar de problemas internos de tipo técnico que conlleva toda fusión de este tipo, y que la experiencia ha demostrado que no son excesivamente complicados de solucionar. P. Hay más pros que contras. R. Indudablemente. Hay dos tipos de fusión: la que es por intereses comerciales y la que es por succión, donde una grande absorbe a una pequeña con problemas que luego tienen que ser digeridos. Entre dos entidades grandes y sanas apenas hay problemas. El coste social de la supercaixa de Cataluña, por ejemplo, ha sido cero: no se ha cerrado ni una oficina. P. El director general de la CAM, Juan Antonio Gisbert, ha visto mermadas sus atribuciones. ¿Se ha amortizado por no ser del PP? R. El director general de la CAM posee todas y cada una de las atribuciones que estatuariamente le corresponden, así como algunas más, por delegación del consejo de administración. No veo la merma por ningún sitio. P. ¿Tiene alguna idea de por qué dimitió el director de Bancaixa Emilio Tortosa? R. Porque sin duda es una persona inteligente. P. En el consejo de administración de la CAM comparte sillón con el rector Andrés Pedreño, enemigo principal de Zaplana. ¿Le incomoda? R. En el consejo de administración de la CAM, cada uno de los consejeros tiene su propio sillón y no lo compartimos con nadie, ya que -lo contrario- resultaría incomodísimo, tener que estar sentados unos sobre las rodillas del otro. Francamente la idea no me resulta muy atractiva, ni con Andrés Pedreño ni con ningún otro de mis compañeros de consejo. P. ¿Existe alguna diferencia entre la CAM de la era socialista y la de era popular? R. La misma que puede existir entre la sociedad, los usos y costumbres, la economía, etcétera, existentes en la era socialista, cuando lo comparamos con la actualidad. Usted mismo. P. ¿Le parece oportuno que el Consell arrastre a las cajas a financiar algunos proyectos como Terra Mítica? R. Me parece oportunísimo que el Consell invite a las cajas a participar en proyectos tan estructurados y positivos para nuestra Comunidad, como pueda ser el caso de Terra Mítica. P. ¿No se desfigura la filosofía de las cajas? R. Al contrario, encaja perfectamente con muestras finalidades. Ojalá en todas nuestras inversiones se dieran los beneficios sociales -aparte de los económicos- que se dan en Terra Mítica. P. Hansa Urbana, la promotora de la CAM, se ha convertido en la principal empresa urbanística de Alicante. ¿Es éste el cometido de una caja o se está desvirtuando? R. El requisito fundamental de una caja es el de ser rentable para poder cumplir sus fines fundacionales, con su cometido social. Le puedo garantizar, por lo que respecta a Hansa Urbana, que la misma encaja perfectamente dentro del esquema. P. Usted proviene del sector de la construcción. ¿Existe un equilibrio entre las decenas de miles de viviendas que se están construyendo y la demanda? R. Francamente, no. Sigue existiendo más demanda que oferta. P. La oposición ha denunciado que la vorágine constructora está propiciando la especulación. ¿Es una observación interesada? R. Pregúnteselo a ellos. Personalmente le diré que más que especulación, lo que existe es un reposicionamiento del ahorro, al que habría que sumarle un relanzamiento de la demanda -por parte de los menos pudientes- al haberse abaratado sustancialmente el precio de los prestamos hipotecarios, amén de cien razones más, como por ejemplo la explosión -al amparo de las circunstancias- de la demanda contenida durante los últimos años. El tema, por sí solo, da para una entrevista monográfica, y hoy no es el caso. P. ¿Qué hace Gil-Terrón cuando no se ocupa de la CAM ni de Valencia Urbana? R. Pues me ocupo de asesorar al Molt Honorable President de la Generalitat, me ocupo asimismo de la revista Economía 3, de la emisora de radio 97.7 FM, de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros, de terminar de corregir tres nuevos libros que un día de estos publicaré, además de dormir, que no siempre. P. Esos tres libros, ¿son sobre economía o sobre ladrillos? R. El primero es de poesía. El segundo es un ensayo que trata del encuentro entre la Teología y la experiencia. El tercero es una recopilación de artículos periodísticos. P. ¿Es cierto que a los financieros y constructores sólo les mueve el dinero? R. Si usted tan sólo ve en mí a un financiero-constructor, le diré que ante todo soy un ser humano, y en cuanto a los encasillamientos, le añadiré que somos quien somos, no quien nos toca ser. Personalmente, siempre he contemplado el dinero como un medio, nunca como un fin. P. Más allá de los negocios, ¿qué le interesa? R. Más allá de los negocios, me interesa eso mismo: el Más Allá. Antes que los negocios me interesan muchas otras cosas. P. A ver. R. La vida misma. ¿Le parece poco? P. ¿Le interesó alguna vez la política? R. Siempre me ha interesado mucho más la poesía, pero en cierto modo me ha sucedido como al monje Ramiro, el de la campana de Huesca [Ramiro II, el Monje, quien siendo monje benedictino y contra todo pronóstico fue elegido rey por los magnates aragoneses].

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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