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Siro García frena un intento de la defensa de Romaní de lograr un careo injustificado

El tesorero de la multinacional Air Products, Brian Lowe, declaró ayer que días antes de ordenar el pago de 18,6 millones de francos suizos (1.344 millones de pesetas), el 6 de abril de 1990, para pagar la compra de la opción al 5,9% del capital de Carburos Metálicos, habló telefónicamente con Arturo Romaní, a fin de acordar la transferencia a una cuenta en Suiza. La defensa de Romaní buscó teatralmente un careo del testigo con una secretaria de Romaní en base a una inexistente contradicción. Siro García, presidente del tribunal, frenó en seco la confusión.

Lowe, un inglés menudo de pelo blanco prematuro de robusta raíz, podía esperar, tras las declaraciones de sus jefes el pasado lunes, día 8, una sesión menos dramática. Pero la defensa de Mario Conde y la de Arturo Romaní habían preparado el ataque. Aquellas cosas que Juan Sánchez-Calero no se rebaja a hacer, al menos de momento, tienen en José Rofes, abogado de Romaní, el kamikaze adecuado.

El primero en preguntar fue Luis Rodríguez Ramos, letrado de Jacques Hachuel, el acusado que reclama para sí los 1.344 millones de pesetas en danza. Según tiene declarado y escrito Hachuel y su abogado, los fondos fueron enviados a la cuenta corriente de la sociedad Mariella Real Estate Establishment en el NMB Bank, de Ginebra (Suiza). Casi como dando por supuesto que el testigo pasaría de puntillas sobre este punto, Rodríguez Ramos le preguntó por Mariella. El testigo dijo que no conocía dicha sociedad. El letrado habló del destinatario de la transferencia. Lowe se remitió a un memorándum del 27 y otro del 30 de marzo de 1990. El letrado ya no indagó por dicha referencia.

Pruebas documentales

¿Qué dicen esos memorándums? El 27 de marzo de 1990 Sullam le decía al vicepresidente jurídico de Air Products, James McMahan, que había hablado con Romaní ese mismo día y que "Banesto aparentemente no desea que el pago se haga en España, sino probablemente en Suiza. Me darán detalles del banco y del número de la cuenta el viernes de esta semana". El otro memorándum, del 30 de marzo de 1990, está enviado por Sullam a Lowe. Allí vienen los datos que Romaní le dio a Sullam. Pero no se trata de ningún número de cuenta ni de un titular de una cuenta. Porque Romaní hizo saber que el pago debía hacerse al bufete de abogados suizo Homburger Achermann. Los datos son: "NMB Bank, Ginebra. Attn: Mr. von Tobel, Director Ref: Hamburger Ackerman. Dr. Peter Widmer". Hasta el nombre del bufete aparece mal escrito.

Una vez llegado el dinero, fue Widmer, a la sazón vicepresidente del NMB Bank, quien se hizo cargo y lo ingresó en la cuenta de Mariella, abierta cuatro días antes, el 2 de abril de 1990 en el citado banco. Lo que Hachuel y sus abogados y secuaces omiten es la mano fantasmal de Widmer, que recibió el dinero a su nombre (utilizando a Homburger Achermann como buzón) y el hecho relevante de que fue el quien, utilizando su condición de vicepresidente del NMB Bank, ingresó más tarde el dinero en la cuenta de Mariella.

A preguntas de Rofes, Lowe dijo que el entonces vicepresidente de Air Products Europa, Ronaldo Sullam, tras hablar con Arturo Romaní sobre el pago de las opciones que la multinacional estaba a punto de adquirir, le pidió que arreglara directamente los detalles para hacer una transferencia a Suiza en pesetas.

Lowe fue instruido por Sullam para arreglar la transferencia, pero como no podía pagar en pesetas necesitó acordar la transferencia en francos suizos. Sullam le recomendó que hablase con Romaní, cosa que hizo por teléfono el 2 de abril de 1990, dos días antes de firmarse el contrato de compra de opciones, previsto el 4 de abril de 1990 en una reunión convocada en Banesto, en Madrid.

Los hechos están en el sumario, ya que los ejecutivos de Air Products volcaban en memorándums diarios sus instrucciones a los diferentes departamentos de la compañía. "Yo hablé con Romaní el 2 de abril porque necesitaba explicarle que la transferencia no podría hacerse en pesetas. También teníamos que acordar los plazos, ya que el contrato de opción se firmaría el 4 de abril. Yo le propuse hacer la transferencia con valor del 6 de abril de 1990 y él lo aceptó", explicó Lowe.

Rofes sacó su "arma mortífera". Preguntó a Lowe si, al hablar con Romaní, pasó antes por una secretaria. Lowe contestó que no recordaba. "Esta defensa pide al tribunal", dijo teatralmente Rofes, "un careo con la testigo Consuelo Sánchez Pardo, secretaria de Romaní. Hablo de memoria. Hay contradicción".

El presidente del tribunal, Siro García, habló con los otros dos magistrado. Se pidió al oficial que buscase la declaración de la testigo Sánchez Pardo. Rofes lucía nervioso, miraba a sus clientes. Fueron 10 minutos de gran tensión.

Finalmente, llegó el tomo con la declaración. Siro García la leyó en un minuto y medio. Y dijo: "Este tribunal desestima la práctica del careo. Existen otras alternativas a la proposición de la defensa del señor Romaní". Pidió a la secretaria del tribunal la lectura de un párrafo. En efecto, no había contradicción como tal. En la pantalla, sobre el tribunal, Rofes no sabía donde meterse. El presidente dijo al testigo que podía marcharse. La declaración había concluido. Rofes, aún con coraje, avanzó ante el tribunal y dijo en voz alta que era otro el párrafo, a la vuelta del folio. No se le tomó en serio.

En efecto, ni Lowe afirma haber hablado con la secretaria, ni ésta asegura nada. Preguntada en su día por Lowe, Sánchez Pardo dijo: "Me recuerda a las tiendas Loewe". Son las bromas de Rofes-Romaní.

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