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El presidente catalán admite que CDC y Unió tienen "problemas de comunicación" Pujol y Duran se emplazan a poner fin a las discrepancias en el seno de CiU

La alegría ha durado poco en la casa de CiU. Apenas una semana después de que Unió y Convergència anunciasen oficialmente el fin de sus largas hostilidades por la confección de las candidaturas municipales de la coalición nacionalista, ambos partidos han vuelto a la greña, ahora por discrepancias estratégicas y hasta de protocolo. Jordi Pujol y su aliado democristiano Josep Antoni Duran se reunieron ayer en el despacho del primero para tratar de poner fin al inagotable rosario de noticias sobre pugnas y fricciones en el seno de CiU, especialmente alarmantes en vísperas electorales.

Pujol y Duran constataron ayer los inagotables problemas de relación que atraviesa la coalición, según fuentes conocedoras del encuentro. Y convinieron en la necesidad de procurar una mayor coordinación entre sus partidos, especialmente en un año repleto de citas electorales. Después del encuentro, Pujol certificó en declaraciones a Catalunya Ràdio los "problemas de comunicación" entre CDC y Unió, aunque subrayó que el acuerdo en las cuestiones de fondo "es total". "Tenemos que afinar algunas cosas; ya lo haremos", dijo. Fuentes próximas a Pujol indicaron que en la reunión éste reprochó a su aliado lo que desde Convergència se ve como un intento permanente de Unió de marcar diferencias respecto a sus socios. Por el contrario, fuentes democristianas aseguraron que si alguien había hecho algún reproche en la reunión, ése fue Duran. Ambas fuentes sí coincidieron a la hora de relatar la conclusión del encuentro: los dos dirigentes convinieron en su común necesidad -más evidente si cabe en periodo preelectoral- de cortar de una vez las discrepancias internas. Tras la firma de la paz municipal en la coalición, las desavenencias internas han rebrotado con vigor en los últimos días. Primero, por la demanda de Unió de que Convergència modere la incipiente radicalización de sus mensajes nacionalistas. Los democristianos temen que la coalición pierda votantes de centro si CDC insiste en andar por ese camino. Los convergentes, sin embargo, parecen decididos a no modificar su estrategia electoral, cimentada en la reivindicación nacionalista, tal como quedó de manifiesto anteayer en la dirección de Convergència, que apostó por mantener su estrategia y no hacer caso de las demandas de Unió. Pero no es éste el único motivo de fricción de los últimos días. Anteayer, Unió anunció que Duran no asistirá a unas jornadas sobre nacionalismo convocadas por la fundación convergente Trias Fargas. El motivo: Duran fue invitado por fax cuando todo estaba ya organizado,sin que nadie se hubiera molestado antes en consultar la disponibilidad de su agenda. Y aún anteayer mismo, los democristianos reprocharon a sus aliados que el consejero de Economía, el convergente Artur Mas, no les hubiera facilitado ninguna información sobre la fórmula del pacto fiscal que reclama el Gobierno nacionalista y que ese mismo día fue presentada en sociedad. Medios convergentes aseguraron ayer que Pujol había convocado por escrito a Duran a una reunión sobre este tema a primeros de enero, pero que el encuentro no pudo celebrarse al fin por problemas de agenda. Unió, sin embargo, negó la existencia de esa carta.

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