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BOMBARDEO A IRAK

Profunda división en el Consejo de Seguridad

La operación Zorro del Desierto ha creado una profunda escisión entre los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que va desde las posturas más conciliadoras con Irak (como es el caso de Rusia, China y Francia) a los promotores de la actuación militar sin autorización de la comunidad internacional (EEUU y Reino Unido). Francia, para evitar problemas en la revisión de armamento, sugirió a través de su delegación en la ONU y del presidente Jacques Chirac una nueva fórmula de inspecciones que se asemeje más en su funcionamiento a la Agencia Internacional de Energía Atómica.

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Tras la operación Zorro del Desierto, la ONU, con Kofi Annan a la cabeza, se enfrenta ahora a la difícil tarea de reconstruir una cierta atmósfera de trabajo que cree la posibilidad de un futuro diplomático con Irak. Hasta el momento, EEUU y el Reino Unido no sólo han dejado la puerta abierta a más ataques, sino que han dicho que las sanciones económicas sobre Irak, impuestas desde la Guerra del Golfo en 1991, tendrán que endurecerse. Según las resoluciones adoptadas por la ONU al término de la guerra, a Irak sólo se le permite vender petróleo en una cantidad limitada, y a cambio de alimentos y otros artículos de primera necesidad, a fin de impedir que Sadam Hussein refuerce su arsenal con la venta de crudo mientras la población se muere de hambre.A este respecto, y según fuentes diplomáticas, Francia podría estar considerando permitir a Irak expandir su comercio más allá de la simple ayuda humanitaria que existe actualmente, pero asegurándose a la vez de que en ningún momento sea posible la importación de material militar.

En cuanto al "nuevo mecanismo" de inspección de armamento planteado por Francia, que en teoría es menos agresivo que el desarrollado por el australiano Richard Butler en los últimos 18 meses, no se ha concretado hasta el momento en ningún tipo de propuesta que el Consejo esté preparado para adoptar.

Irak afirma por su parte que no dejará entrar de nuevo a los inspectores de Naciones Unidas en las condiciones actuales, lo que hace aumentar las dudas respecto al futuro de la misión de inspección de armamento en Irak (UNSCOM) en su actual configuración, y en especial sobre el futuro de su jefe, Richard Butler. Irak ha vetado a Butler, y Rusia ha pedido su dimisión después de la crisis de la última semana. Butler dijo ayer que no dimitiría a no ser que él fuera la única causa por la que Irak no coopera con los inspectores de la ONU. Sin embargo, hasta el momento, tanto Estados Unidos como el Reino Unido le respaldan sin fisuras.

El secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, no quiso especular ayer sobre Butler, pero reconoció que el Consejo está dividido y que en esta tesitura va a ser difícil superar la actual parálisis. "Espero que en las próximas semanas encontremos algún tipo de consenso", se limitó a decir Annan ayer, adelantando que el debate va para largo.

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La operación Zorro del Desierto ha concluido oficialmente, pero el debate en el Consejo de Seguridad sobre sus efectos no ha hecho más que empezar. Ayer, al término de su reunión, el Consejo se pronunció diciendo tan sólo que está evaluando cómo afrontar "la cuestión iraquí" con el objetivo prioritario de "mantener la paz y la seguridad internacional".

Los 15 miembros volverán a reunirse mañana y en los días venideros, y no se esperan más que declaraciones de este tipo al menos hasta enero. La razón es que las cuestiones sobre la mesa son muy complejas: restablecer una relación diplomática con Irak y volver a definir la inspección de armas así como los programas de embargo y de ayuda humanitaria.

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