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Brindar

Manuel Vicent

Existe la imagen del dictador bananero, tirano suavón con guayabera, cruel y padrecito que derrama piadosas lágrimas mientras ordena de forma implacable ejecutar a cualquier adversario. Todavía no se ha puesto amarilla la memoria de aquel Franco gordito que firmaba sentencias de muerte a la hora del desayuno mojando la pluma en el tintero al mismo tiempo que introducía con la otra mano el picatoste en la taza de chocolate. Pinochet no iba de caudillo mesiánico ni de sátrapa lacrimoso, sino de autócrata con gafas negras y espolones de gallo picador. Pero finalmente este falso duro ha llorado, y sus lágrimas han sido de miedo como las de cualquier cobarde. Hay que brindar por Chile, por nuestros hermanos, porque han sucedido grandes cosas estos días para los demócratas españoles y chilenos. Ha sido hermoso ver cómo ardían juntas por primera vez las banderas española y británica por una misma causa de justicia. Hasta ahora nuestra enseña solía ser quemada o zaherida en el extranjero por ir asociada a cualquier caso de represión, y dentro de nuestras fronteras se ha envuelto muchas veces con ella un bate de béisbol para convertirla en una porra contra el cráneo de los demócratas. Por una vez, la bandera de España ha estado bien acompañada en la hoguera y ha ardido con honor. Del mismo modo la justicia española, tan devastada, ha logrado, mediante un informe bien instruido, influir en la conciencia del tribunal de los lores británicos, que, al denegar la inmunidad al dictador Pinochet, ha inaugurado la revolución del derecho penal internacional. Nadie le va a quitar ya ese mérito al juez Garzón. Cuando en la habitación del psiquiátrico le notificaron esta sentencia de los lores, el tirano mandó que la leyeran dos veces, y, al entender por fin que estaba atrapado, un súbito ataque de ira le forzó a gritar: ¡maldito sea ese juez comunista español! Acto seguido comenzó a llorar. Esas lágrimas -no de autocompasión, sino de miedo a la justicia- sin duda habrán consolado a las víctimas de esa tiranía. Si la bandera española y británica, históricamente tan enfrentadas, hoy arden juntas a manos de la extrema derecha, si la Audiencia Nacional y la Cámara de los Lores han respondido a un mismo impulso, si en ese camino estamos unidos a una nación de la élite internacional y a nuestros hermanos los demócratas chilenos y argentinos, no se puede hacer otra cosa que brindar.

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Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

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