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TRIBUNALES SIETE PERSONAS SE SIENTAN EN EL BANQUILLO

Los acusados de secuestrar al empresario Manuel Ferry dicen que les contrató la propia víctima

Secuestro o montaje. El tribunal que juzga en la Audiencia de Alicante a siete personas por el secuestro del empresario alicantino Manuel Ferry, el 7 de marzo de 1996, deberá decidir cuál de las dos versiones es cierta. Los hechos indican que Ferry fue secuestrado a punta de pistola por tres de los acusados, que recibieron el encargo de otros tres, mientras que el séptimo actuó como cómplice. Los procesados, sin embargo, basan su defensa en dar un giro de 180º a la versión oficial, al situar a la víctima como contratante de sus captores y urdidor de un montaje para simular su propio secuestro.

El fiscal y la acusación particular buscan demostrar que los procesados Manuel Sánchez, Juan Jesús Pérez y Miguel Ángel Cabanas, integrantes de la sociedad inversora Rasan de Madrid, encargaron al detective privado Juan Antonio Pérez el secuestro de Manuel Ferry, para que les pagara 125 millones por varios pleitos planteados fraudulentamente contra ellos. La fiscalía, que pide hasta 14 años de prisión, sostiene que el 6 de marzo de 1996 se firmaron en una notaría de Alicante varias escrituras que ponían fin a las negociaciones entre Ferry y Rasan, por asuntos relacionados con la compraventa de la tercera fase del hotel Melià. El acuerdo reportó a Ferry ingresos millonarios. Al día siguiente viajó a Alicante el detective privado junto a José Ginés e Iván Llorente, experto en artes marciales. Éstos se encargaron de secuestrar a Ferry y conducirlo a la mañana siguiente hasta una notaría, donde el empresario debía recoger unos cheques para hacer efectivo su rescate. Allí fueron detenidos Llorente y Ginés. Juan Antonio Pérez, que había coordinado la operación con el teléfono móvil de su hijo. La versión de los acusados es bien distinta. Coinciden en su relato, que en el caso de Ginés contradice lo que declaró en dos ocasiones. El detective recibió la llamada de un tal Eugenio, que le dio el teléfono de Ferry porque éste necesitaba un servicio de seguridad. Apalabrada la protección, los tres acusados viajaron a Alicante para este servicio, y dicen que Ferry "jamás estuvo retenido por la fuerza".

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