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Entrevista:

"La catástrofe de Honduras no disparará las adopciones aquí"

Ana María Mascaraque conoce bien la ansiedad y la impaciencia de las parejas que tienen que cruzar fronteras para hacer realidad su deseo de ser padres. Pero esta cacereña de 51 años, presidenta de ASEFA, una de las agencias de adopción internacional acreditadas en Madrid, cree que el punto de atención principal debe ser el niño. "La adopción es, sobre todo, un chaval sin padres que consigue un hogar, y no tanto unos padres que hacen realidad su deseo", explica esta licenciada en derecho y diplomada en trabajo social. Su asociación ha organizado en Madrid el primer congreso nacional de adopciones internacionales para los días 12, 13 y 14 de este mes.Pregunta. ¿La catástrofe del huracán Mitch provocará un aluvión de adopciones de niños centroamericanos y, sobre todo, hondureños?

Respuesta. No creo que esta tragedia dispare las adopciones, porque, aunque muchos niños quedarán huérfanos, también habrá numerosos padres que pierdan a sus hijos y que quizá decidan hacerse cargo de chiquillos desprotegidos. En cualquier país, la adopción internacional es el último recurso, porque supone sacar a un chaval de su medio. Antes de llegar a ella se intenta que del chico se haga cargo alguno de sus parientes o alguna familia del mismo país.

P. Existe la idea de que la adopción internacional es un proceso largo y engorroso.

R. La espera desde que una familia acude a la Comunidad de Madrid a informarse hasta que se reúne con el niño puede ser de un año y medio a dos. Es un plazo que los padres viven como largo, porque, además, ellos ya suelen llevar años intentando tener hijos propios, sin conseguirlo, y sometiéndose a pruebas de fertilidad. Así que no es sólo el año y medio, es todo lo anterior.

P. ¿Hay un exceso de burocracia?

R. Creo que no. Un niño no es una mercancía, y tanto los responsables de la infancia de aquí como los de los países de los chiquillos deben estudiar en profundidad las peticiones para tener garantías de que el chico va a estar bien.

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P. Un procedimiento que cuesta cerca del millón de pesetas no parece al alcance de cualquiera.

R. Tampoco se puede reducir el coste, porque lleva una serie de actuaciones necesarias de psicólogos, jueces, abogados y trabajadores sociales, tanto aquí como allí.

P. Obligar a los padres a recurrir a una agencia, ¿no es una forma de privatizar la adopción?

R. No es algo que hayamos impuesto nosotros, lo fijan así las instituciones. No creo que sea más barato o más fácil hacer las gestiones por libre.

P. ¿Les cuesta a los niños adaptarse a su nuevo país?

R. Normalmente, no. Pero es importante que los padres sepan armonizar las costumbres del país de origen del niño con las españolas.

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