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Entrevista:

"Madrid es una ciudad con tremenda escasez de enseñanza artística"

Alejandro Gándara es uno de los escritores de mayor fuste y entidad de cuantos pueblan el parnaso madrileño. Casado con la socióloga y politóloga Begoña Cerezo, con la que tiene cuatro hijos, Gándara cuenta a sus 41 años con un pasado en el que, además de su premio Nadal, pesa su condición de atleta de los 1.500 metros, la de pocero temporal en el despliegue de un conducto eléctrico coaxial en su tierra cántabra y un historial universitario propio por los vericuetos de la Sociología y la Filosofía. Su actuación se ensancha a la Escuela de Letras, que él regenta y ahora, a una nueva revista, La modificación, que hoy presenta en Madrid junto a Rosa Montero y Markus Misha Wolff, el misterioso Karla, de Graham Greene, quien dirigiera durante décadas el espionaje exterior de la República Democrática Alemana. Pregunta. ¿Cuál es la intencionalidad de la mancheta de su revista? ¿Define el último de los cambios posibles o el primero de los imposibles?

Respuesta. Fue elegida porque no cumplía ninguna de las reglas básicas de la comunicación informativa ni de la publicidad. Tiene mucho que ver con un proyecto de investigación profunda y muy poco que ver con la información domesticada, del cotilleo y del corazón en la que desemboca casi toda la comunicación.

P. ¿Cambio posible o imposible?

R. No creo en las revoluciones, ni en los cambios drásticos. La evolución sobreviene en pequeños gestos del alma,casi imperceptibles.

P. Hablando de cambios, ¿qué cambiaría de Madrid?

R. Básicamente, la vida intelectual y educativa. Esta es una gran ciudad con una tremenda escasez de recursos en el campo de la enseñanza artística. Madrid tiene aún el mismo corazón diseñado por Benito Pérez Galdós.

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P. Pero eso parece bueno para ustedes, los literatos, ¿no?

R. Para preservar la figura del escritor como alguien distinto o para vivir en un ambiente de relaciones humanas basadas en la presencia y en la imagen. Pero ambos factores son negativos.

P. Como escritor, parece huir de lo descriptivo. Como periodista, ha de describir. ¿Cómo sale del atolladero?

R. La descripción es lo contrario de la información. Me interesa mucho el reporterismo, porque obliga a quien lo ejerce a dotar de intención lo que escribe y a situarse en el mismo punto de vista, aunque anticipado, que el lector.

P. Como profesor de escritores, ¿hay cantera literaria en Madrid? ¿Cómo marcha su Escuela de Letras?

R. Hay cantera, a menudo brillante sólo comparable con la de Santander. En cuanto a la escuela, ahí va, sin ayuda alguna ni colaboración de la nueva Administración central, que mantiene una distancia que agradecemos. Son de una vulgaridad selecta.

La modificación. Revista de información cultural. 600 ptas.

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