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Educación toma medidas urgentes para sofocar la rebelión escolar en Villaverde

El Ministerio de Educación decidió ayer intervenir de urgencia para sofocar la rebelión escolar desatada en el instituto Celestino Mutis, de Villaverde. Un millar de alumnos de ese centro decidieron el jueves no acudir a clase en protesta por las constantes amenazas que sufren de un grupo de nuevos estudiantes, de entre 12 y 14 años, recién matriculados en el centro y con necesidades de educación compensatoria.

La huelga de los estudiantes y el conflicto interno del centro llevaron ayer al Ministerio de Educación a tomar medidas. Desde el lunes, dos profesores de apoyo se incorporarán al instituto junto a un ordenanza. La vigilancia policial se intensificará en los alrededores del colegio y se contratarán obras para elevar la tapia del recinto educativo.

Tras reunirse con el director del centro, Miguel Ruiz Poveda, y conocer las mejoras aprobadas por el ministerio, los alumnos del Celestino Mutis decidieron acabar con su huelga. El subdirector territorial de Educación de Madrid Centro, Antonino de Paz Abarca, admitió ayer los problemas del instituto de Villaverde y la necesidad de atajarlos con urgencia: "Teníamos constancia de que estaba germinando una situación de tensión. El caso de este centro nos preocupa especialmente, ya que es un exponente claro de lo que puede llegar a ocurrir en otros centros que albergen alumnos de la ESO, entre los que haya muchachos que necesitan educación compensatoria".

La ley de reforma educativa establece que los alumnos deberán cursar primero y segundo de la ESO en institutos. Este hecho motivó que 400 chavales, de edades comprendidas entre los 12 y 14 años, fuesen destinados a un edificio anexo y de reciente construcción del instituto Celestino Mutis. A partir de ahí surgieron los problemas. La convivencia de los estudiantes de BUP y COU, veteranos en el centro de Villaverde, y los menores convirtió el instituto en un polvorín.

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El 12% de los nuevos alumnos del centro necesita ayuda especial

VIENE DE LA PÁGINA 1Entre los 400 nuevos alumnos del instituto de Villaverde hay 50 (más de un 12%) que pertenecen al programa de educación compensatoria. "Son chavales con problemas. Necesitan ayuda especial. Su modo de comportarse no es el normal de un chico de su edad. De ahí que surjan problemas con los mayores", reconoció el director del instituto. Los estudiantes de cursos superiores están "hartos" de aguantar las continuas amenazas y provocaciones de los más pequeños. "No podemos seguir así. Están todo el día organizando movidas en el patio del colegio. Nos roban, nos pegan, incluso amenazan con rajarnos con la navaja", afirmó ayer Sandra, de 15 años.

Paqui, madre de un niño de 13 años que estudia primero de ESO, es una de las muchas que ayer protestaba frente a la Junta de Villaverde. "No estoy dispuesta a tolerar que a mi hijo le peguen más palizas. El otro día llegó a casa lleno de moratones y heridas", dijo.

El director del instituto admitió que existen conflictos entre los estudiantes, aunque desconoce las agresiones que denuncian padres y alumnos. "A la dirección no ha venido nadie relatando ninguna agresión. Si no tenemos constancia de ellas no podemos hacer nada", lamentó.

Los estudiantes confían en que una mayor vigilancia en el patio del recreo evite que hechos como éstos se repitan. Manuel, de 15 años, relataba nervioso cómo había sido agredido en el patio: "Sin más ni más, dos niños me pegaron. Van por ahí de chulitos. Te quitan el bocata o te piden dinero, y si no se lo das, te sueltan un puñetazo", afirmó.

Los niños a los que se le achacan las agresiones pertenecen a las familias más humildes. Sus padres obligan a sus hijos asistir a clases para no perder el Ingreso Madrileño de Integración, un salario social que otorga la Comunidad de Madrid. En caso de que los trabajadores sociales aprecien que los padres no controlan la asistencia al colegio de sus menores, la Comunidad les retira el salario. "Ésto motiva que muchos de los niños acuden a clase sin ningún interés ni ilusión", aseguró una de las profesoras.

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