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Las 90 hectáreas del "txakoli"

Mikel Ormazabal

En las escarpadas laderas que dominan el ratón de Getaria ha madurado la uva con la que se elabora el txakoli, un vino blanco, joven y afrutado, con una graduación que oscila entre los 9,5 grados y los 11,5 grados de alcohol. Esta semana ha comenzado la vendimia en los extendidos e inclinados emparrados a cargo de unas 25 familias que viven de la producción de esta bebida autóctona que hace una década obtuvo la denominación de origen. El cultivo de la uva para el txakoli, que secularmente se practicaba en toda la cornisa vasca, hoy se concentra exclusivamente en los municipios de Getaria, Zarautz y Aia, donde se extiende una superficie de 90 hectáreas de viñedos, repartidos de la siguiente forma: 70 hectáreas (78%) se encuentra en Getaria, 18 hectáreas (20%) en Zarautz y 2 hectáreas (2%) en Aia, según consta en el último catastro vitícola. La cosecha del 98 proporcionará un millón de kilos de uva, con cuyo caldo se obtendrán 600.000 litros de txakoli (800.000 botellas), aproximadamente. "Los últimos controles que hemos realizado antes de la vendimia garantizan la adecuada maduración de la uva, que viene con unos niveles de azúcar y acidez óptimos. Estos días ha llovido mucho, lo cual no es bueno para la uva, pero por suerte la lluvia más intensa ha coincidido por la noche", explica José Antonio Ameztoi, presidente de la denominación de origen Getariako Txakolina (Txakoli de Getaria) y propietario de una bodega que ha visto cinco generaciones trabajando en el txakoli. El impulso que ha recibido el txakoli en la última década ha permitido recuperar un vino que "estaba cerca de su desaparición", advierte Iñaki Txueka, diputado foral de Agricultura de Guipúzcoa y propietario de una bodega familiar en Getaria. Su concurso hace 15 años, cuando era un modesto cosechero alejado de cualquier cargo público, fue clave para constituir la Asociación de Cosecheros y luchar por conseguir la denominación de origen.

Unanimidad en la excelencia

Al comienzo, los productores de txakoli, muchos de los cuales poseían pequeñas viñas como complemento de la huerta del caserío, se mostraron reacios a la profesionalización, pero "en cuanto vieron las ventajas que proporcionaba la denominación de origen comenzaron a adaptarse a las exigencias de la etiqueta y procedieron a mejorar el diseño de la marca, incorporaron sistemas de control del frío, prensas horizontales modernas, depósitos de acero inoxidable..., aumentaron sus plantaciones y multiplicaron la producción", apunta Ruth Mozo, técnico del Consejo Regulador del Txakoli de Getaria, el organismo que controla la denominación de origen vinícola más pequeña de España. El txakoli es hoy un vino distinguido, la compañía perfecta para los pescados y mariscos. Se sirve muy fresco y rompiendo el líquido en el vaso para que desprenda pequeñas agujas de gas carbónico. Su aroma afrutado proviene de dos variedades de uva autóctona, la hondarribi zuria (ocupa el 85% del viñedo) y la hondarribi beltza (15%), que cuelgan de las cepas a razón de unos 15.000 kilos por hectárea. Entre los principales avances que se han logrado, José Antonio Ameztoi apunta la mejora de las cosechas, pues en la actualidad la uva no se pudre como hace algunos años y, por consiguiente, no hay cosechas buenas y malas; todas son excelentes. La presencia de un enólogo en el Consejo Regulador, que supervisa todo el proceso de producción, ha permitido que todas las bodegas elaboren un txakoli uniforme, de gran calidad, y sea por tanto muy complicado distinguir uno de otro. Ampliación de viñedos La extraordinaria cosecha de este año (600.000 litros) duplica la de 1993, fruto de la ampliación de los viñedos cultivados, que han pasado de ocupar 50 hectáreas en 1990 a 90 hectáreas en la actualidad. El número de bodegas también ha sufrido un incremento notable, puesto que a comienzos de década había 11 y hoy son 17 las que están en funcionamiento, de las cuales 10 se ubican en Getaria; otras seis, en Zarautz, y una, en Aia. Tras la recolección, que suele culminar el 12 de octubre, el txakoli reposará en las kupelas o barricas, donde fermentará durante tres meses hasta su embotellado. El pueblo de Getaria tiene reservado en el calendario la fecha del 17 de enero para festejar el rito del primer embotellado del txakoli, un culto para degustar el resultado de la cosecha que precede a la venta de este vino blanco. Ese día se presenta en sociedad la botella tipo Rhin, de 75 centilitros, con la que se comercializa el vino. El mercado del txakoli se concentra fundamentalmente en Guipúzcoa, que consume el 75% de la producción total en restaurantes y bares. En agosto, las 800.000 botellas ya estaban vendidas. En los últimos años algunas bodegas han recibido pedidos del extranjero, aunque la exportación es aún anecdótica. A Estados Unidos viajan unos 2.000 litros, la mitad que a Francia. Los países de la Unión Europea son los principales demandantes, aunque también se exportan 200 litros a Japón. En el futuro próximo, los cosecheros confían en llegar alcanzar la cifra de un millón de botellas de producción total, una cantidad equivalente a los caldos que produce una bodega media de vino de La Rioja.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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