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Donostia, entre el cine y el turismo

La capital guipuzcoana une durante 10 días el 'glamour' de las estrellas a todos sus atractivos habituales

Miguel Ángel Villena

La playa de la Concha a rebosar de bañistas, colas de gentes variopintas a la entrada de los cines, quinceañeras en busca de autógrafos y ejecutivos en pos de fiestas nocturnas, desfile de estrellas y una ciudad de 180.000 habitantes con hoteles y restaurantes que han puesto el cartel de completo. Han sido todas ellas estampas habituales en estos 10 días de cine y turismo que han convertido a San Sebastián en la capital cultural de España. Una sabia dosis de glamour y películas para todos los gustos en una ciudad que vive volcada en el festival han logrado que la capital donostiarra haya consolidado una cita ya imprescindible entre el final del verano y el comienzo del otoño.Jeanne Moreau, Anthony Hopkins y John Malkovich han sido los homenajeados este año con los premios Donostia. Aunque más reservados y sin tanto tirón popular como Jeremy Irons y Michael Douglas, los galardonados en la pasada edición, los tres han brindado ese toque de distinción que necesita cualquier festival de cine que se precie. De todos modos, la atracción de estos días ha sido Antonio Banderas, que se ha convertido en uno de los españoles más conocidos en todo el mundo. Sus idas y venidas por las calles de San Sebastián y, sobre todo, su aparición en el velódromo de Anoeta para presentar La máscara del Zorro ante 3.500 personas, fueron el momento culminante de fusión entre la ciudad vasca y su festival.

Todos atribuyen a Diego Galán, director del certamen en los últimos años, la clave del éxito de una cita que ha sabido implicar a San Sebastián en un reto que supone la mayor proyección del cine español y latinoamericano de cara al exterior.

Cerca de un millar de periodistas españoles acreditados y unos 250 extranjeros sirven, mejor que cualquier otro aval, como prueba del auge creciente de la ciudad. Pese a su situación desfavorable en el calendario de festivales tras los certámenes de Cannes, en mayo, y Venecia, en agosto, San Sebastián ha optado por erigirse, entre otras cosas, como la plataforma para el cine español y latinoamericano.

En esta vertiente también seha combinado este año el boato y el gancho de los divos con una oferta amplia y variada de cine hispanohablante que ha abarcado, en las distinta secciones, desde los mexicanos Arturo Ripstein o Carlos Carrera y el peruano Francisco Lombardi a los españoles Fernando León de Aranoa o Gerardo Herrero, entre muchos otros. Esta condición de pasarela del cine en español ha obligado a distribuidores o medios de comunicación de Estados Unidos o Francia, dos potencias cinematográficas siempre reticentes a abrirse a otros países, a prestar atención al festival donostiarra.

Junto a los realizadores o productores, menos conocidos para el gran público, los actores españoles o latinoamericanos aprovechan cualquier pretexto para pasarse por San Sebastián. Por unos u otros motivos, con película incluida en el programa o sin ella, han visitado el festival actores como José Coronado, Federico Luppi (quien ganó el premio de interpretación masculina del pasado año), Javier Bardem o Paco Rabal y actrices como Ángela Molina, Aitana Sánchez Gijón, Maribel Verdú, Ana Torrent, Blanca Guerra o Lucía Jiménez. Las gentes del cine tienen claro que quien no viene, no sale en la foto.

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