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CRISIS FINANCIERA MUNDIAL

Suspendido el mercado de divisas ruso para evitar que los bancos compren dólares sin pagar sus deudas

El banco central de Rusia debió suspender ayer la negociación de divisas extranjeras en el mercado electrónico de Moscú para evitar que los bancos que tres días antes se encontraron con dinero fresco lo invirtiesen en comprar dólares y no en pagar sus deudas. La máxima entidad bancaria rusa no permitirá a los bancos comprar divisas extranjeras a menos que presenten inmediatamente sus cuentas. Las pocas operaciones de compra de divisa estadounidense de ayer se realizaron a un tipo de cambio de 18 rublos por dólar, mientras que hace un mes la cotización era de 6 por billete verde. En la Bolsa de Moscú la negociación fue sólo de 100 millones de pesetas y cerró la jornada con una caída del 4,62%.

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El banco central ruso salió el pasado viernes en auxilio del sistema bancario, al borde del colapso total, pero ayer tuvo ya que emplear el látigo para que no le tomasen el pelo. El mercado electrónico de divisas se cerró a los pocos minutos de ponerse en marcha para evitar que los bancos que tres días antes se encontraron con dinero fresco lo invirtiesen en comprar dólares y no en pagar sus deudas. Las entidades que no presenten inmediatamente sus cuentas no podrán adquirir divisas.Un comunicado de la máxima entidad bancaria aseguró que las operaciones se reanudarán hoy y que, mientras tanto, seguiría vigente el cierre del viernes, 16,38 rublos por dólar. Las escasas operaciones efectuadas, por importe de 150 millones de pesetas, se cruzaron a 18 o 18,5 rublos por cada billete verde estadounidense. Hace poco más de un mes, el cambio era de 6,2. La Bolsa siguió en encefalograma plano, con un volumen de 100 millones de pesetas, pero registró una nueva caída, del 4,62%.

La del pasado viernes fue una jornada loca para los principales bancos rusos, envueltos, como la inmensa mayoría de los 1.500 que hay en el país, en una espiral de bonos del Tesoro bloqueados y casi sin valor y deudas imposibles de pagar con el Estado, con los particulares o con otros bancos.

Inyección de fondos

Ante el riesgo de un colapso total y de quiebras en cadena, la entidad emisora decidió inyectar fondos. Para ello, se permitió a los bancos utilizar las reservas de seguridad depositadas en el banco central, unos 27.000 millones de rublos que, al cambio entonces vigente, suponían unos 240.000 millones de pesetas. La segunda fase, prevista para dar comienzo hoy, preveía comprar a los bancos los bonos del tesoro congelados el 17 de agosto y convertidos casi en papel mojado.Este rescate selectivo sólo afecta a las entidades de mayor peso de cuatro regiones clave (Moscú, San Petersburgo, Samara y Yekaterimburgo), donde se concentra la mayor parte de la actividad bancaria rusa. La operación obligará a poner en circulación cantidades ingentes de rublos, acelerará el proceso de devaluación de esta moneda y disparará la inflación. Las principales víctimas serán los ciudadanos de a pie, que verán disminuido aún más su poder de compra y el valor real de sus ahorros. Además, su única garantía, las reservas, se ha esfumado.

Peor aún: si no se les ata corto, los bancos difícilmente resistirán la tentación de violar el pacto y emplear los nuevos fondos, no en pagar sus deudas, sino en comprar dólares, la mejor garantía para capear la crisis que hoy existe en Rusia. El banco central tuvo que salir ayer al paso de esta amenaza, que le habría cubierto de ridículo, y prohibió la compra de divisas a los bancos que no presenten una detallada relación de deudas y el compromiso firme de que se pagarán. Parece que en la lista negra figuran algunas de las principales entidades del país.

Las peticiones de ayuda llegadas desde los bancos pequeños caen en el vacío. Muchos de ellos fueron creados tan sólo para especular en el mercado de bonos. Pero hay otros a los que no se puede dar la callada por respuesta, como los extranjeros que apostaron por Rusia hasta el extremo de comprar deuda a corto plazo por importe de 1,5 billones de pesetas.

Estas entidades se han constituido en un formidable grupo de presión, englobados en lo que ya se conoce como el nuevo Club de Londres. Están casi todos los pesos pesados, como Barclays, Chase Manhattan, Bank of America, Indosuez, Crédit Suisse y JP Morgan. El viernes, enviaron una carta el nuevo primer ministro, Yevgueni Primakov, en la que le decían que el grupo estaría representado por 10 bancos, con el Deustche Bank como portavoz.

Ayer, el titular de Finanzas en funciones, Mijaíl Zadórnov, intentó calmarles y les dijo que se les ofrecerán diversas opciones y se evitará el trato desigual con los bancos rusos, pero que la solución deberá ser aceptable también para el presupuesto. La fuerza de la gran banca extranjera estriba en que, si no se les hace caso, tal vez se vayan de Rusia, y para no volver.

Medidas extremas

En un último esfuerzo para evitar la quiebra por falta de fondos, los principales bancos rusos, anunciaron que han empezado a transformar los depósitos individuales en bonos a largo plazo. "Son medidas extremas", dijo el portavoz del banco Menatep, Pavel Yerasov, refiriéndose a la política del banco de ofrecer a sus clientes sólo el 30% de sus ahorros este año.Los bancos, siguiendo el ejemplo del banco emisor, se han visto igualmente obligados a hacer acopio de ingentes cantidades de bonos públicos a corto plazo a causa de la decisión gubernamental de congelar los pagos de la deuda. El banco central se ofreció a asegurar los ahorros de los seis bancos comerciales más importantes del país si sus clientes transfieren sus cuentas en dólares a la caja de ahorros Sberbank, al cambio de 9,3 rublos por dólar. Ante la amenaza de insolvencia, los bancos se han visto obligados a transformar los ahorros no transferidos al Sberbank en bonos con plazos de vencimiento de hasta cinco años.

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