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La "cabeza de turco"

François Léotard, de 56 años, el dirigente político francés que parecía reunir las cualidades necesarias para ocupar el Elíseo, pasó ayer a la jubilación anticipada. La desgracia que le ha acompañado persistentemente en los últimos tiempos -llegaron a acusarle de haber ordenado el asesinato de su compañera de partido, la diputada Yann Piat- tampoco le ha abandonado en las horas previas a su destitución al frente de la UDF. Su retirada, exigida por fuerzas internas de su partido que no le perdonaron los fiascos electorales o su negativa radical a contemporanizar con el FN, ha estado envuelta por las denuncias judiciales de blanqueo de dinero. Todo hace suponer que el ex ministro, primero de Cultura y luego de Defensa, presidente también del Partido Republicano, se ha convertido en el chivo expiatorio de los viejos manejos financieros de la UDF.

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La derecha liberal francesa cambia de líder para salir de su crisis política
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