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DESÓRDENES EN TIRANA

El primer ministro albanés reaparece y advierte que no cederá ante las amenazas de la oposición

El primer ministro albanés, Fatos Nano, reapareció ayer en la escena política albanesa para asegurar que la situación está bajo control y descartar que vaya a presentar la dimisión, tal y como le exige el líder de la oposición, Sali Berisha. Nano acusó a Bersiha de intentar un golpe de Estado y ordenó a sus partidarios que depongan las armas para empezar a negociar. Mientras, unos 3.000 seguidores de Berisha desafiaron la prohibición gubernamental y se manifestaron, de manera pacífica, por el centro de la capital, Tirana, bajo la vigilancia de policías fuertemente armados.

El jefe del Gobierno albanés, un hombre habitualmente de maneras tranquilas, apareció ante las cámaras de televisión para leer un enérgico discurso en el que instó a la oposición a abandonar "el camino negro del diablo" y advirtió que la paciencia de su Gabinete con los "criminales" se había terminado.Nano, de tendencia socialista, dejó muy claro que no piensa dimitir, tal y como le exige la oposición de derechas tras el asesinato, el pasado fin de semana, de Ázem Hajdari, estrecho colaborador de Berisha, que desencadenó dos jornadas de caos y confusión en el país.

"Ningún Gobierno elegido a través del voto expresado libremente por el pueblo puede aceptar un ultimátum de un grupo de terroristas armados, aunque éstos actúen en nombre de un partido político y estén encabezados por personas que se amparan en la inmunidad política", subrayó Nano.

Berisha respondió al llamamiento del primer ministro rechazando cualquier oferta de negociación. El líder de la oposición considera necesario que sea el mismo presidente de la República, Rehxep Meidani, el que tome la iniciativa para encabezar un diálogo con todos los partidos políticos. Berisha calificó la oferta de Nano como "una solución militar". En iguales términos se manifestó el líder de la guerrilla albanesa de Kosovo, Adem Demaci, quien sugirió a Meidani que forme un Gobierno "técnico, patriótico y profesional", que sea capaz de resolver la crisis en la que está sumida "la madre patria". Los separatistas de Kosovo simpatizan más con Berisha que con Fatos Nano.

Mientras, Tirana volvió a una aparente calma tras dos días de manifestaciones violentas en las calles de la ciudad, en las que al menos tres personas murieron y otras 14 resultaron heridas.

Los seguidores de Berisha volvieron a desafiar a las autoridades manifestándose, aunque siguieron las instrucciones de su líder y lo hicieron de manera pacífica y en silencio, aunque, eso sí, con las manos levantadas mostrando el signo de la victoria.

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Un gran contingente policial hacía notar su presencia en la plaza Skanderberg, de donde partió la cabeza de la manifestación, aunque no hizo el menor esfuerzo para llevar a cabo la orden del ministro del Interior, Perikli Teta, de evitar cualquier demostración callejera. Un portavoz aseguró que la policía está dispuesta a desarmar a los opositores congregados frente al Parlamento.

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