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FERIA DE SAN SEBASTIÁN DE LOS REYES

Ocho orejas y un rabo

Contentos terminaron la feria en la plaza conocida como la tercera, en Madrid y su provincia. Tanto que se pusieron a pedir y conceder trofeos a los toreros, y el saldo final fue millonario en orejas y aplausos. Salieron haciendo comentarios de lo bien que lo habían pasado, a la luz de los números, que ofrecían una subida suma de apéndices arrancados a los toros. Por generosidad que no quede, pensaron para sus adentros.Fue una tarde entretenida en donde no faltó torería, temple y los mejores propositos. En eso estamos de acuerdo. Los toros fueron nobles, dieron juego y estuvieron aviados todos con un puyazo: no derrocharon dificultades y los toreros pudieron desplegar sus conocimientos y grado de voluntad y torería de la que están provistos. Faltó, en fin, toro, para que a todo se hubiera añadido emoción, la alegría y la tensión que la casta transmite al pecho de la afición.

Cunhal / Joselito, Ponce, Flores

Cinco toros de Cunhal Patricio y 5º de Victoriano del Río, muy terciados, sin trapío, variosos sospechosos de pitones, nobles.Joselito: pinchazo y estocada contraria (ovación); dos pinchazos y estocada perdiendo (dos orejas). Eduardo Flores, que tomó la alternativa: estocada (dos orejas); estocada caída (oreja). Ponce y Flores salieron a hombros. Plaza de toros de San Sebastián de los Reyes, 31 de agosto. 6ª y última corrida de feria. Lleno.

Queremos decir que faltó la suficiente casta y temperamento en los toros, que embistieron en lineas generales y de se dejaron torear, pero que también en su mayoría fueron perdiendo acometida y recorrido. La cara, cómoda, apenas descarada. Tarde amable, generosa y confiada.

Enrique Ponce sumó, como está reflejado en la ficha, cuatro orejas y un rabo, y por lo tanto resultó el mejor clasificado. De existir pódium en esta ocasión, tendría que situarse en el primer peldaño. Por los trofeos conseguidos y porque su actuación fue la más completa.

La faena de muleta de Ponce estuvo equilibrada por la seguridad y la tranquilidad del torero, que se mostró a gusto ante el noble oponente. Fue más ligada por el derecho que por el izquierdo, aunque los muletazos más acabados fueron al torear al natural. Se adornó variado al concluir cada tanda. Una estocada fulminante y, cuando abrimos los ojos, Ponce tenía las orejas y el rabo en las manos.

En su segundo, Ponce demostró estética y técnica para sujetar a un toro que echaba la cara arriba y quería irse de la suerte en cuanto terminaba el muletazo. Toreó por los dos pitones y sacó a relucir algún natural largo, a base de taparle la cara al burel colorado y tirar del remiso manso y noble.

El toricantano, Eduardo Flores, se llevó dos orejas en el toro de su ceremonia de alternativa, que esta noche le harán concebir en su magín sueños, contratos y faenas con historia y fundamento. El caso es que Eduardo Flores estuvo digno y sereno, y que realizó una faena de muleta en la que no se olvidó del temple. Fue el trasteo a menos, conforme el toro también acababa sus embestidas.

Recibió a su segundo en el tercio con una larga cambiada de rodillas que calentó a los tendidos, y toreó a la verónica animado y valiente. La faena de muleta fue por los dos pitones, tenaz y de buen aire.

A Joselito le tocó vérselas con el lote menos propicio. En su primero dejó sobre el albero algún natural o derechazo que tenían personalidad y temple. Y en su segundo quiso ligar faena, pisó terrenos adecuados y buscó al toro y lo obligó, sin que aquello tomara altura. Apuntes de capote en sus dos toros, es lo que cabe reseñar del torero madrileño como recuerdo más grato.

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