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JOSEP SORRIBES» ECONOMISTA "Sin Parque Central, el crecimiento de Valencia aislará los barrios del sur"

PERE JOAN PONSProfesor de Economía Urbana en el campus de Els Tarongers de Valencia, comparte pasillo con el ya ex-portavoz socialista en el Ayuntamiento, Aurelio Martínez. Su diminuto despacho está tan repleto de cachibaches -desde un viejo y enorme reloj herencia familiar hasta un par de sombreros de ala ancha- que convierten el pequeño habitáculo en cualquier cosa menos en lo que uno espera de un despacho universitario. "Me gustaría que me llamaran quincallero mayor del reino", explica entre risas este hombre que rezuma espíritu de cantante de country y en los últimos 20 años ha colaborado con el antiguo alcalde Ricard Pérez Casado y ha publicado varios libros. Favorable a la prolongación de Blasco Ibáñez, teme que los contenedores culturales de la Ciudad de las Artes y las Ciencias acaben vacíos de contenido. Pregunta. Cuando uno llega a este complejo le asaltan las dudas. ¿No se ha optado por una megauniversidad escondida tras esta nube de edificios grises y de espaldas a la ciudad? Respuesta. La verdad es que la estructura universitaria en Valencia está muy mal diseñada. No se planificó desde el principio. Ha sido una desgracia pintar primero Burjassot, después La Fe, el Politécnico, Cheste... Y tiempo hubo para Blasco Ibáñez. El campus de Els Tarongers, ahora, ya está integrado. Pero reconozco que el proceso que se ha seguido para la ubicación universitaria en Valencia no ha sido el adecuado. Esto hecho con previsión, hubiera sido otra cosa. P. El Campus era la antesala de un viario abierto al mar pero parece que el Ayuntamiento prefiere abrir otras vías. ¿Qué le parece prolongar Blasco Ibáñez? R. Mi opinión es que los poblados marítimos, desde hace años, están condenados a renovarse. Desde el momento en que se construyen el Paseo Marítimo o el bulevar de Serrería, esta zona se somete a un cambio que deviene inevitable porque se revaloriza potencialmente. Hay que renovarlo, aunque no quiere decir tirarlo. Yo soy de la opinión de que la única opción que tenemos es la renovación controlada. Dejar que el mercado funcione, pero con control. Eso provocará un cambio sociológico de la gente que habita allí, si no hay una clara intervención con dinero público. Si lo que se quiere hacer, como algunos defienden, es renovar sin tocar nada, el efecto será contraproducente. El barrio se fosiliza como una momia, que se aguanta mientras tiene la venda y en cuanto se la quitas se cae a tiras. Hay que combinar las fórmulas, pero debe haber un coste en esta transacción por parte del barrio. P. ¿Y por qué no lo hizo el equipo del que usted formó con Pérez Casado? R. Nos cogió el toro del tiempo... Hubo tres temas que se quedaron en el Plan General, ad futurem. Uno fue el Parque Central, pusimos una mancha verde sobre el mapa, pero la idea estaba verde. Luego, el centro histórico, pero yo creo que se tomó inicialmente la dirección equivocada. Ahora con el Riva, se ha retomado el rumbo. Y los poblados marítimos, la ciudad nunca los ha cuidado como si fueran suyos. Hay un enfrentamiento subterráneo que demuestra que los poblados siempre han sido conflictivos. Recordemos, si no, el conflicto del Paseo Marítimo. No lo abordamos por su conflictividad. P. ¿Cree que la ciudad vive atropellada por un alud de vivienda nueva propiciado por un Ayuntamiento que ha dejado de lado la rehabilitación de los barrios emblemáticos? R. La verdad es que hay que hacer todavía mucho esfuerzo en el casco antiguo o en el propio Cabanyal, y es que hacer casas nuevas e ir a habitarlas es más fácil que ir a un piso rehabilitado. Además, la nueva ley urbanizadora ha originado una concentración del poder de las promotoras. Pero ya veremos si consiguen ejecutar las viviendas que han puesto en la calle. A algunos promotores les ha ido muy bien. Incluso diría que hay algunos oligopolios. Y eso es muy fácil sobre suelo virgen. Y, si no, miren lo fácil que es construir al lado de la Ciudad de las Artes y las Ciencias. P. ¿Usted también cree que el Palacio de Congresos y la Ciudad de las Artes y las Ciencias son primos hermanos del paraíso terrenal? R. Hombre. El Palacio de Congresos está muy bien, puede incentivar el turismo de congresos. Pero de ahí a que Valencia sea una ciudad de congresos hay que trabajar mucho y en muchos aspectos. El mensaje oficial es tremendamente propagandístico. P. ¿Y la Ciudad de las Artes? R. Yo creo que es más bluff. Y lo justifico por lo que voy a decir. Arquitectónicamente es interesante y Calatrava está reconocido internacionalmente. Ahora, una instalación cultural es siempre lo que se hace dentro. Los contenedores no son un bluff porque hay una castaña de espacio cultural importante. Pero a mí me preocupa qué hay dentro. Que sea vanguardista, que colabore con la cultura tecnológica, depende mucho de lo que se entienda por cultura y de qué actividades se hagan dentro. Si se hace un canal del arte para hacer zarzuela o para poner Sorollas, pues bueno.... Debería tener la impronta del IVAM, que pese al cambio de color político ha aguantado dignamente. No sabemos qué proyectos de contenido hay. Cuando digan lo que van a hacer opinaré, porque si se hace para que vayan las familias los domingos, pues vale, será como un parque de atracciones. Si vamos a hacer ópera, pues tendrá el impacto que tiene la ópera. A mí lo que me preocupa es que mucha gente de valía cultural en la ciudad no sale en los papeles. Hay un sectarismo claro por parte de la derecha. Muy claro. P. Cuál es el referente que se está tomando como modelo de ciudad? R. La intelligentsia de la ciudad siempre mira a Barcelona, aunque las relaciones han sido muy flojas. Y el modelo de ciudad, pese a lo que se está pregonando, es el del Plan General de 1988. No hay otro. Y es lo que se está haciendo, aunque pienso que los socialistas lo hubieran hecho de otro modo. Porque, por ejemplo, la zona oeste tenía en previsión unos espacios culturales que se han olvidado.Ahora puedo decir que en lugar de este nuevo Eixample que se está haciendo yo hubiera hecho algo serio, tomando el concepto Sardá, por ejemplo, no estas casas que parecen monumentos aztecas. Y tampoco, para qué engañarnos, pienso que la Avenida de Francia tenga música. P. Oiga, en esta ciudad las viviendas se reproducen por todas partes... R. Hay toda una serie de condicionantes externos favorables. Buena marcha de la economía, tipos de interés bajos...La coyuntura es buena, pero considero que hay un desajuste de producción, o al menos de programación de producción. A mí me gusta comentar que la localización y desarrollo de los Planes de Actuación Integral (PAI) están provocando algo muy peligroso. Reflejan algo sobre lo que todos deberíamos reflexionar y es el refuerzo del peligroso desequilibrio sobre el noreste y sureste de la ciudad. Históricamente el río ha sido el eje tranversal de noreste a sudeste y ha marcado el paso. El sur de la ciudad no tiene ningún interés. La ciudad habita allí porque no le queda otro remedio, pero es una zona que no tiene ningún centro de atracción. El sureste se ha animado por la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Pero en Malilla, Jesús, Patraix... ¿Ahí qué hay? Si los PAI fundamentales se ubican en la corona norte de la ciudad están provocando una acentuación del desequilibrio entre el norte y el sur de la ciudad. Alguien debería pensar qué hacemos con la zona sur de la ciudad. Sólo el Parque Central puede salvar a la ciudad de esta situación y hacer que los barrios del sur tengan algún aliciente y se integren mejor en la ciudad. Pero la ejecución de los PAI, si no hay parque Central, consagrará una división histórica de la ciudad. P. ¿Le gusta la idea del Balcón al Mar? R. Me fastidia enormemente que lo hayan bautizado en castellano. Parece más un anuncio de la Costa Blanca que otra cosa. Pero tendrá éxito porque la sociedad es demandante de ocio. No será ningún descubrimiento. No hay que minusvalorar a nadie por la ideología de los que gobiernan. El sectarismo es peligroso. No vale decir que todo lo que hace el contrario es malo. Si es bueno es bueno. Pero a veces los primeros sectarios son los que mandan. Ahora bien, y con toda la moderación, no hay ninguna idea propia del PP desde que gobierna para esta ciudad. El Palacio de Congresos, el Balcón al Mar, todo es de sentido común... Y la Ciudad de las Artes no digamos. P. ¿Si volviera a la política desde el gobierno, qué decisiones tomaría? R. Puedo equivocarme, pero creo que lo que debe potenciarse es la idea de hacer de Valencia, si se quiere que pinte algo en Europa, una ciudad con una gran especialización comercial. Con la Fira y el Port, potenciándolos al máximo. Si tenemos que competir deberemos tomar decisiones con un coste alto, pero con contraprestaciones. Como en el caso de L"Horta, tal vez es más importante hacer una fundación y negociar con los empresarios que hacer una plataforma anti-ZAL. Si la ZAL significa sacrificar un trozo de huerta, pues vale, ¿y? La ciudad ha crecido históricamente comiéndose la huerta. Hay que salvarla, pero hay que ser realista. Si no es con el puerto y la Fira, que me expliquen cómo se quiere competir con Madrid, Barcelona y Europa. P. ¿Valencia sigue olvidada por las comunicaciones? R. ¡Uy!. Está mal... francamente mal. Me parece increíble que se haga el tren de alta velocidad por Zaragoza y se excluya Valencia. No lo entiendo. Que nadie se engañe, el Euromed está bien, pero es un caramelo. Estamos hablando de derecho económico y derecho político a tener estas infraestructuras. Con ellas estaríamos mucho mejor de lo que estamos. LA TERRAZA

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