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Checa consolida su leyenda

El piloto catalán vuelve a la moto sólo seis semanas después de su grave accidente

Seis semanas ha tardado Carlos Checa en forjar su mito. Al volver a pilotar ayer en Montmeló acabó de construirse la leyenda del Toro. ¿Cuál es su gesta? Ha desafiado la lógica médica para pasar, en 43 días, de luchar por sobrevivir a volver a subir a la moto de carreras. Ha regresado a la actividad en tiempo récord, recuperándose de dos operaciones, la extirpación del bazo, una transfusión de seis litros de sangre y un grave coágulo en el cerebro. Para estas lesiones, los médicos prevén seis meses antes de llevar una vida normal. Checa ha tardado cinco veces menos en volver a correr a 300 kilómetros por hora. Ni los médicos se explican esta evolución fulgurante. Sólo una cremallera de 25 centímetros en la barriga parece recordar que el piloto de Sant Fruitós de Bages (Barcelona) está vivo de milagro. Sin ese rastro, y sin los retortijones en el vientre que aún sufre cuando se esfuerza, se diría que todo ha sido un mal sueño. "Sé que parece un milagro, que todo ha sido precipitado", dice Carlos, "pero esta es mi vida y quería volver a ella cuanto antes".

La gente le pregunta a este superman catalán cuál ha sido su kryptonita particular. "No hay más secreto que voluntad, trabajo y perseverancia", explica. Hace 44 días que se cayó a 190 kilómetros por hora en Donington Park y que le operaron de urgencia. Hace 42 días que se temió por su vida en un hospital de Nottingham (Inglaterra), cuando el coágulo en la cabeza le dejó sin visión y con la movilidad reducida. Hace 39 días que salió de la UCI y 31 que volvió a casa.

En un mes, Checa, de 25 años, ha obrado el milagro junto a su preparador, Joan Carreras. Enseguida empezaron la recuperación escapándose a los Pirineos. Primero, con paseos: "El primer día anduve 600 metros y acabé agotado", cuenta el piloto. Después, con la bicicleta estática y un metódico programa de ejercicios y controles. "Había días que parecía que no mejoraba, me subía la temperatura y las pulsaciones, estaba bajo de vitaminas... Pero seguimos adelante".

Hubo interrupciones en la recuperación, como cuando tuvo que ingresar de urgencias por problemas intestinales o el día que se desmayó. Pero Checa continuó intensificando el trabajo hasta que los últimos análisis revelaron que su estado físico era casi perfecto. "Estos dos días de entrenamientos [ayer y hoy] son un paso más en la recuperación y veo factible correr el gran premio de la República Checa el domingo", anunció tras rodar una veintena de vueltas y de quedarse a apenas un segundo de su mejor tiempo en Montmeló y muy cerca de los registros obtenidos ayer mismo por Mick Doohan y Àlex Crivillé, que también se entrenaron.

"Los médicos dicen que voy muy deprisa", dice Checa, vencedor este año del Gran Premio de Madrid y todavía cuarto en la general del Mundial de 500cc, "pero me encuentro bien y asumo el riesgo y la decisión de volver tan pronto".

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