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El socialismo valenciano, veinte años después

Las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 pondrían de manifiesto la división y enfrentamiento entre distintos partidos políticos de ideología socialista en el País Valenciano, que competían por un mismo espacio electoral. En los últimos años del franquismo habían aparecido distintas siglas que se autodenominaban socialistas, y cuyo respaldo ciudadano se desconocía: el PSOE renovado que lideraba Felipe González; el PSOE histórico de Rodolfo Llopis, secretario general del socialismo en el exilio; el Partido Socialista Popular que lideraba Enrique Tierno Galván, y el socialismo nacionalista valenciano, que en su breve vida política había adoptado distintas siglas (GARS, PSPV, CSPV, etc), la última la de PSPV. La división se vería aumentada por la ruptura en dos del socialismo nacionalista, a sólo tres meses de las elecciones, que complicaba el complejo panorama socialista. : » El PSOE, primer partido electoral del País Valenciano La división de los socialistas valencianos era el fiel reflejo de la existente en España, y sólo las elecciones clarificarían el panorama político. Los resultados del 15 de junio de 1977 no pudieron ser más claros. El PSOE que lideraba en el País Valenciano José Luis Albiñana, cabeza de lista por Valencia, se convertía en el primer partido de los que se presentaban a las elecciones, con un 37% de los votos, seguido por la UCD con un 33,4%. Unidad Socialista, coalición del PSP y parte del PSPV cosechaba el 4,6%, y los demás socialismos se convertían en extraparlamentarios (PSPV, y PSOE histórico). : » El difícil proceso de unidad socialista A pesar de que las urnas habían puesto de manifiesto, de forma rotunda, qué partido socialista tenía el respaldo ciudadano, no por eso sería fácil el proceso de unidad. Bien al contrario, las relaciones políticas entre los distintos partidos socialistas serían tensas, difíciles, conflictivas, y llenas de descalificaciones mutuas. En una primera fase, ninguno de los partidos haría ningún esfuerzo por converger, sino que buscarían afianzarse como organizaciones independientes. Pero pronto el realismo político se impondría, ya que, a excepción del PSOE, el resto de los partidos socialistas carecía de financiación -todo eran deudas, en algún caso millonarias-, y sobre todo, la escasa fuerza electoral obtenida los marginaba de las elecciones a ayuntamientos, y los dejaba al margen del proceso preautonómico que se abría a principios de 1978, con la creación del Consell del País Valenciano, que se constituía en abril de ese año, con un presidente socialista, José Luis Albiñana. La resistencia a la unidad era generalizada. El PSOE valenciano no tenía ningún interés en negociar la unidad con partidos que eran extraparlamentarios o carecían de peso electoral, sobre todo porque salían de una campaña electoral llena de descalificaciones y enfrentamientos, que en nada facilitaban el diálogo. El Partido Socialista Popular del PV tampoco estaba por la unidad, más bien al contrario, ya que sus militantes apoyaban al sindicato CCOO, y eran partidarios de la unidad de acción con el PCE y la unidad de la izquierda. En línea similar actuaban los nacionalistas del PSPV, que acusaban al PSOE de centralista, jacobino, no reconocer el hecho nacional valenciano, etc. La situación cambiaría cuando el PSOE, a nivel federal, decidiese que había que ser generosos con los partidos socialistas de menor implantación electoral y orgánica, y potenciase la creación de un solo espacio socialista en España. Desde ese momento, todo serían facilidades para la convergencia. Las elecciones municipales, que se anunciaban próximas contribuían a ese proceso, ya que hacían falta cuadros y presencia en el mayor número de municipios para formar candidaturas. El PSOE estaba dispuesto a ofrecer cuantos puestos orgánicos e institucionales hiciese falta para atraer al resto de los partidos, eso sí, sin ceder en los aspectos políticos claves, como eran las siglas, el programa, etc. Un segundo factor que aceleraría la unidad sería la creación del Consell del País Valenciano, donde los socialistas del PSOE eran mayoritarios, ya que tenían 21 de los 41 diputados y senadores del País Valenciano, y por lo tanto la Presidencia del Consell y buena parte de las consejerías del naciente gobierno preautonómico. A partir de estos hechos, y las crecientes dificultades con que se iban a encontrar los partidos socialistas minoritarios (sobre todo deudas anteriores y futura financiación de las campañas electorales), el proceso de unidad se aceleraría, si bien no exento de tensiones y enfrentamientos. El primer partido en unirse sería Unidad Socialista (antes PSPV-FPS), que lo haría en febrero, y que lideraba Vicent Garcés, secretario general de ese partido. Después lo haría el PSP del PV, cuyo líder era el catedrático de Política Económica Manuel Sánchez Ayuso, así como el PSPV, con una dirección colegiada. En Junio de 1978 se consumaba la unidad de las distintas fuerzas políticas socialistas del País Valenciano, en un acto histórico que marcaría el futuro electoral y político del socialismo valenciano. » Las consecuencias de la unidad socialista Los socialistas valencianos serían la fuerza hegemónica del País Valenciano durante casi dos décadas, como primera fuerza electoral y política. Primero conseguirían gobernar en la mayoría de los ayuntamientos, tras las primeras elecciones municipales de 1979, y desde 1982 gobernarían la Generalitat durante tres legislaturas, así como la mayoría de los ayuntamientos y las tres Diputaciones, hasta 1995. La sigla PSPV-PSOE será permanente en las últimas décadas, y verá como el resto de las fuerzas políticas cambian la suya, o bien desaparece. Así, la derecha cambiará de sigla continuamente, presentándose como AP, más tarde como coalición de fuerzas AP-PDP-UL-UV, y por último como PP. El centro tendrá una vida escasa y coyuntural, ya que la UCD desaparecerá en 1983, y el partido que la sustituye, el CDS, tendrá poca presencia parlamentaria después. La izquierda del PSOE pasará de presentarse como PCE a una coalición con otras fuerzas -Los Verdes, UPV, etc.-, a utilizar las siglas de Esquerra Unida. Otras fuerzas se presentarán unas veces con su sigla, y otras como coalición, caso de UV y UPV. Junto a una serie de sinergias políticas consecuencia de la unidad, los socialistas verán crecer en su seno la pluralidad política consecuencia de las distintas fuerzas convergentes, y dentro del partido coexistirán distintas visiones socialistas, que se plasmarán en la creación de la corriente crítica, después Izquierda Socialista, así como una presencia permanente, primero organizada, y después diluida, de una visión nacionalista del socialismo, que aparece cada cierto tiempo, y plantea el viejo problema de si el socialismo valenciano debe tener una estructura federal o debe ser una federación de partidos, problema más teórico que real, por superado en la práctica. Veinte años después, el balance de la unidad de los socialistas, que se hizo en 1978, sigue siendo muy positivo, y da esos rasgos de pluralidad y complejidad que caracterizan a las organizaciones modernas de final de siglo.

Nombres para dos décadas

"...hemos vuelto a encontrarnos en la casa solariega que fundó Pablo Iglesias". Las fotos de Carlos Marx y de Pablo Iglesias presidirían el acto de unidad de los socialistas, el 25 de junio de 1978, en las Escuelas Profesionales de San José. Junto a ellas, los distintos logotipos de los partidos unificados: PSOE, PSV-PV y PSPV. En febrero se había unido al PSOE el partido Unidad Socialista del PV (antes PSPV-FPS), que lideraba Vicent Garcés, y del que formaban parte Empar Juan, Pep Pons, Idili Crespo, Salvador Vilalta, Agustín Romero, etcétera. La mesa del acto de unidad socialista estaba presidida por el senador por Castellón Enrique Marco Soler, presidente del PSOE; el diputado Joan Pastor, secretario general del PSOE; Javier Sanz, Alberto Pérez, así como los miembros de la ejecutiva federal socialista José Luis Albiñana -diputado y primer presidente del Consell del País Valenciano-, y Antonio García Miralles, diputado por Alicante. Representando al PSP del PV, partido que lideraba en Valencia el catedrático y diputado Manuel Sánchez Ayuso, estaban Víctor Fuentes Prosper, secretario general del PSP-PV, Vicente Aguilera Cerni y Diego Such. Por parte del PSPV, Vicent Soler Marco, Alfons Cucó, y Pep Sanchis. En las intervenciones, el presidente Albiñana apuntaría que al PSOE sólo le faltaba un millón de votos para "poder haber hecho la ruptura que hubiera supuesto el colocar al partido socialista en el poder". El senador Enrique Marco diría que "de una vez para siempre hemos vuelto a encontrarnos en la casa solariega que fundó Pablo Iglesias". Vicent Soler afirmaría que "después de cuarenta años de dispersión y dictadura" los socialistas volvían a "encontrarse unidos para hacer crecer la democracia y la autonomía". También intervendrían Víctor Fuentes, Alfons Cucó, Joan Calabuig -de Juventudes Socialistas-, Edelmiro Galdón -de UGT-, Enrique Barón -de la FSM-, Marta Mata -diputada del PSC-, así como Joan Pastor y García Miralles.

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