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Marey: «Estaba convencido de que me iban a ejecutar, y a veces lo deseaba»

«Un día les pregunté si me iban a matar. Yo estaba convencido desde el principio de que me iban a ejecutar. A veces lo deseaba, señor, lo deseaba. Ellos no contestaban. A veces, uno me decía: "Segundo, tranquilo». Segundo Marey Samper, de 66 años, relató ayer, en tono emocionado pero sin dramatismo, el secuestro del que fue víctima en diciembre de 1983, primera acción reivindicada por los GAL. Quince años después, aquel delito ha sentado en el banquillo de los acusados a la cúpula de Interior del primer Gobierno socialista y a los funcionarios que presuntamente perpetraron la acción. Marey, un viajante de comercio que fue confundido con el etarra Mikel Lujua, calificó de «horrorosa» la tortura psíquica a la que fue sometido durante sus diez días de cautiverio: «Un día me sacaron de la casa (la choza de Colindres (Cantabria) donde lo mantuvieron preso). Yo pensé: "Marey, ya es la hora". Y les dije: "Hoy no, mañana. Preferiría que me ejecutaran otro día". No me respondieron». A su llegada a la sala, Marey cruzó su mirada con los dos policías que lo vigilaron, José Ramón Corujo y Luis Hens. Al final de la sesión, éstos se dirigieron a su antigua víctima para pedirle perdón. Conversaron unos minutos y se estrecharon las manos. Después, Marey comentó que les perdonaba.

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