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Bartolín se muestra "supercabreado" por el "politiqueo" con su "secuestro"

Bartolomé Rubia, Bartolín, el concejal de La Carolina (Jaén) que denunció un presunto secuestro y que ahora es investigado por los tribunales, se mostró ayer "supercabreado" por las presiones recibidas del PP, en el que estuvo militando hasta un día después de que denunciase en el juzgado de Irún que había sido retenido por varias personas y trasladado desde Jaén hasta Guipúzcoa. En su primera comparecencia pública, el edil pidió al PSOE y al PP que alejen su nombre de su "politiqueo".

Rubia, con la conciencia "muy tranquila", no se retractó de ningún punto en la versión de un supuesto secuestro en el que ya sólo cree su círculo más íntimo. El Juzgado de La Carolina incluso lo ha imputado como presunto autor de un delito de simulación, aunque esto no hace mella en el estado anímico del concejal, ahora en el grupo mixto. "Mi abogado me ha dicho que todo va muy bien y que no me preocupe", señala. Rubia, de 26 años, asegura que pasa "de todo" y que ahora quiere vivir su vida y recomponer unos ideales que se le han "venido abajo". "Han sido unos días especialmente duros para mí, para mi familia y para mis amigos, que han cambiado mis ideales", destacó, sobre todo al ver como le han dado de lado personas que creía de su confianza y el partido en el que ha estado militando y le llevó hasta la Concejalía de Juventud de La Carolina. El concejal mantiene que fue secuestrado por personas desconocidas que le introdujeron en un tren en la estación Linares-Baeza. Una vez emprendido el viaje, aseguró, sonó el teléfono móvil que llevaba y los supuestos captores se lo arrebataron. Éste es el argumento que utiliza para alegar que desconoce las llamadas que desde él se realizaron, entre ellas las dos que reivindicaban el supuesto secuestro en medios de comunicación andaluces. "No tengo ni idea de los lugares a los que se llamó. Tampoco sé quién querría secuestrar a un concejal de un pueblo perdido". Bartolomé Rubia fue especialmente duro con el presidente provincial del PP, Miguel Sánchez de Alcázar, con el que está molesto por haberle tratado "de loco y de tonto". Incluso, añadió, el pasado fin de semana, a través de terceras personas, le sugirió que dijese en el juzgado que todo había sido producto de una fuerte presión psicológica y que no se había producido tal secuestro. "No le deseo que le ocurra lo que me ha pasado a mí a nadie. Ojalá yo haya sido el último, lo digo de corazón", indicó un Rubia que reflejaba un aire tranquilo y confiado. "Existen en los tribunales pruebas a mi favor, como la llamada que se hizo a la Delegación del Gobierno andaluz". En ella, dijo, es donde se aludió a un presunto secuestro de ETA, "a la que yo nunca mencioné".

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