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La victoria de Kocharián pone en peligro la paz en Alto Karabaj

Robert Kocharián, primer ministro y presidente provisional de Armenia, de 43 años, se ha convertido, con sorprendente rotundidad, en jefe de Estado de este país caucásico de apenas 30.000 kilómetros cuadrados y 3,7 millones de habitantes, lo que inmediatamente ha resucitado el fantasma de intensificación del conflicto con la vecina Azerbaiyán. Después del 80% de los votos escrutados, Kocharián contaba con más del 60% de los sufragios emitidos el pasado lunes, muy por delante de Karen Demirchián, el ex jefe comunista de la república en tiempos soviéticos, reconvertido ahora a la economía de mercado.El resultado se celebró en el Alto Karabaj, enclave de población armenia pero bajo soberanía teórica de Azerbaiyán, que salió del control de Bakú tras una guerra que se cobró 25.000 vidas y terminó en 1994 con un frágil alto el fuego. Antes de entrar de lleno en la vida política de la madre patria, Kocharián fue presidente de este pseudoestado que ni siquiera Armenia reconoce.

En Bakú, sin embargo, debía palparse ayer la frustración. Kocharián personifica la intransigencia, la negativa rotunda a devolver, no ya el enclave conquistado, sino incluso un territorio dos veces mayor ocupado durante la guerra y que, en principio, no estaba en disputa.

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