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Crítica:'COMPAÑEROS'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La bondad es aburrida

¿Por qué será que los buenos sentimientos son tan poco fotogénicos? Es la pregunta que me hacía sin parar, durante la noche del miércoles, mientras me tragaba esa sobredosis de buena fe, excelentes intenciones, humanísimas vicisitudes y buenísimo rollo que es Compañeros, la nueva propuesta de Antena 3 que protagoniza Concha Velasco.Ese mismo día, como ustedes recordarán, el mal había hecho acto de presencia en un escenario parecido al de esta serie, una escuela norteamericana en la que dos críos habían ejecutado a balazos a unos cuantos de sus compañeros. Y esa historia me tuvo obsesionado durante todo el día, como sin duda le pasó a mucha más gente. Entre esa gente, no lo duden, debe de haber un productor de televisión que, en estos mismos momentos, está encargando a un escritor el guión de una película que, probablemente, veremos dentro de un año, tal vez en Antena 3.

Y, sin duda, será mucho más divertida que Compañeros, pues, aunque sea triste reconocerlo, el mal tiene mayores posibilidades audiovisuales que el bien, como saben todos aquellos que siempre están dispuestos a tragarse una vez más Al rojo vivo, pero que cambian de canal cuando dan Siguiendo mi camino.

Bondad insoportable

Nos encanta el bien en la vida real, pero nos aburre en la ficción. Eso es al menos lo que me sucedió a mí con Compañeros, una serie correctamente escrita, brillantemente realizada y dignamente interpretada, de la que me sentí expulsado porque no soporto tanta bondad junta. En la escuela de Compañeros todos son unos muchachos excelentes: los profesores son adorables, los alumnos deliciosamente inocentes, los problemas que se crean son de fácil solución porque todo el mundo arrima el hombro... Da la impresión de que los guionistas han sido obligados a asistir a unos cursillos de buen rollo impartidos por Emilio Aragón -gurú máximo del género y, como tal, premiado por la audiencia con su fidelidad-, y que su única aspiración es convertir a sus personajes y a la humanidad en una pratría maravillosa.En el primer capítulo de Compañeros sólo detecté dos referencias al mal. Se trata de un alumno llamado Quimi (que, aunque le queme el coche a Francis Lorenzo, seguro que tiene un corazón de oro) y de un tal Cho-An (así pronuncian su nombre), que no sale, pero parece que ha hundido la vida de la pobre Mercé Pons, que interpreta a una hija de Concha Velasco (en realidad es un catalán abyecto llamado Joan, y no un chino). Poco mal para una hora y pico. La verdad es que para asistir a las penas y alegrías de las buenas personas uno ya tiene a su familia y a sus amigos.

[Compañeros obtuvo 3.911.000 espectadores, y una cuota de pantalla de 21,4%, frente a los 4.218.000 seguidores de la serie Querido maestro, su competidora en Tele 5.]

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