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Viena recupera el profético legado de Schönberg

Una exposición celebra la apertura de un centro dedicado al compositor

El Centro Arnold Schönberg de Viena se inauguró con una exposición multimedia dedicada a la obra del maestro de la música dodecafónica, uno de los artistas más originales y visionarios del siglo XX. Austria festeja la recuperación del legado de Schönberg con una serie de conciertos, que abrió Giuseppe Sinopoli con la Filarmónica de Viena. "Es el momento adecuado para el regreso de mi padre a su ciudad natal" dijo Nuria Schönberg Nono, hija del compositor vienés que en 1933 huyó de la amenaza nazi a París para luego instalarse en Estados Unidos, donde murió en 1951.

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Conciencia musical del siglo XX

A lo largo de su vida, que en un principio transcurrió entre Viena y Berlín y luego lo llevó al exilio sin retorno, el hombre que revolucionó la música del siglo XX como pionero de las composiciones atonales coleccionó minuciosamente un sinfín de documentos, partituras, dibujos, óleos, manuscritos, fotos, cartas e incluso billetes de tren, visados y pasaportes.Esta herencia, que supone la mayor colección de un compositor austriaco del siglo XX, fue regalada a principios de los años setenta a la Universidad del Sur de California, a condición de que se creara un centro para la investigación de su obra. Nuria Schönberg explica que la universidad descuidó en los últimos años este cometido, por lo que legalmente fue posible para la familia recuperar y trasladar el legado. Entre Nueva York, La Haya, Berlín y Viena eligieron la capital austriaca, donde las autoridades se mostraron generosas, poniendo a disposición de la Fundación Schönberg un piso de 1.300 metros cuadrados en el palacio Fanto, en el centro de la ciudad. Aquí se albergará la biblioteca, el archivo y la colección de cuadros de Schönberg, que con sus obras expresionistas perteneció al círculo del ruso Wassili Kandisky. Esta institución servirá también de foro de encuentros y seminarios para interesados en la música contemporánea.

Recuperación

"No se puede decir que éste sea un acto de reparación por parte de Austria con las víctimas judías del nazismo, sino una recuperación de la tradición vienesa que los nazis han robado a las generaciones posteriores", dice, Nuria Schönberg. Añade que, de niño, su padre había sido bautizado en la Iglesia evangélica, pero siempre se interesó por sus raíces judías. Según su hija, Arnold Schönberg se salvó gracias a una experiencia terrible que le demostró que no tendría escapatoria frente al antisemitismo. Repudiado por ser judío, en 1923 fue expulsado por el municipio de una localidad alpina adonde había ido a veranear y a trabajar con sus discípulos. "Esta vivencia le abrió los ojos y tuvo una certeza profética: mucho antes de la noche de los cristales rotos escribió que aquel antisemitismo sólo podía acabar en la violencia. Por eso consiguió huir a tiempo".La exposición en Viena presenta algunas muestras del talento de Schönberg como inventor. Creó una máquina de escribir para notas musicales y un juego de ajedrez muy complicado, pensado para cuatro jugadores, con un tablero de 10 por 10. En esta versión, cada jugador representa un país que puede entrar en pacto con otros; las antiguas fichas se han transformado en buques de guerra, motocicletas, tanques y aviones abstractos.

También han sido trasladados a Viena los muebles de Schönberg, sus instrumentos musicales, fotos y cartas de sus amigos, entre los que figuran Gustav y Alma Mahler, Stravinski, Albert Einstein, Adorno y muchos otros. La colección de los cuadros de Schönberg, de estilo expresionista, continúa siendo propiedad de los herederos, pero pasan a Viena como préstamo permanente.

Schönberg era un filósofo de la música; siempre puso gran empeño en transmitir sus ideas. Sus primeros pasos en Estados Unidos los dio como maestro de música en un pequeño conservatorio de Boston. Enfermo de asma, se trasladó a California un año después y fué contratado en dos universidades.

Nuria Schönberg recuerda que la jubilación de su padre sólo alcanzaba a 38,60 dólares mensuales; por eso continuó dando clases particulares hasta dos años antes de su muerte. Pero en Estados Unidos nunca encontró discípulos como en su mejor época en Berlín.

La Filarmónica de Viena interpretó para la inauguración Noche transfigurada, Paz en la tierra y La espera, bajo la dirección de Giuseppe Sinopoli.

Schönberg es también objeto de una exposición que está abierta ahora en la Biblioteca de Andalucía de Granada, y que a partir del 29 de abril podrá contemplarse también en Santander. La muestra, un conjunto de 12 paneles que se recorren siguiendo en un CD el relato de su vida y la voz musical de su obra, recuerda los primeros repudios a La noche transfigurada (1902) o al Segundo cuarteto de cuerda (1908), cuando Schönberg, amparado por Strauss, Busoni o Mahler, edifica la leyenda de heterodoxo musical y progresista político que poco después le convertiría en un apátrida.

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