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Leonardo DiCaprio afirma que no se siente "estafado" por no ser candidato al Oscar

El protagonista de 'Titanic' tiene ya el mismo caché que Tom Cruise y Harrison Ford

No hay en este momento actor en el mundo, flaco o gordo, joven o viejo, que pueda hacer sombra a la fulgurante estrella de Leonardo DiCaprio. El joven californiano de 23 años, uno de los ausentes en los próximos oscars pese a las 14 candidaturas de Titanic, acaba de entrar en el selecto y peligroso grupo de superestrellas de Hollywood que cobran 20 millones de dólares (unos 3.000 millones de pesetas) por película. Con un carrerón en llamas, apoyado en el mérito de ser además un actor excepcional, las apariciones públicas de DiCaprio valen ahora su peso en oro. Este fin de semana el actor promocionó en Nueva York El hombre de la máscara de hierro, su primer papel después de Titanic, y entre otras cosas dijo: "Es bueno ser reconocido por tu trabajo; no me siento desilusionado ni estafado por no ser candidato a los oscars".

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"Hay que cambiar, hay que asumir algunos riesgos", añadió DiCaprio, que parece mantener intacta su sensatez y su misteriosa magia. "Si no, tu vida como artista es nula y vacía". "Si trabajas para estar a la altura de las expectativas que tienen de ti los demás, algún día eso te volverá en forma de bofetada en la cara" afirma. Ese miedo a la nada es quizá lo más lejano que puede estar atravesando ahora mismo el actor. Su caché acaba de ascender a 20 millones de dólares por película (más de tres mil millones de pesetas brutas, a descontar los habituales impuestos y porcentaje del agente), colocándose en la órbita de Tom Cruise y Harrison Ford.Cobrar esa cantidad obscena de dinero en el fondo sólo significa una cosa: que la industria del cine reconoce la capacidad de DiCaprio para llenar las salas de cine por la mera presencia de su cara en el cartel, independientemente del proyecto y del resto del reparto. En el caso de DiCaprio, que por Titanic sólo cobró 400 millones de pesetas más un porcentaje de taquilla, esto no le impedirá hacer papeles menores que le apetezcan, como uno inminente en la próxima película de Woody Allen, Celebrity.

Su ausencia de los oscars ha movilizado a parte de la crítica de Estados Unidos y a sus fans, que han montado una campaña de cartas de protesta contra la Academia de las Artes y Ciencias del Cine, la institución que otorga esos galardones el próximo 23 de marzo. Tal ha sido la vorágine que apenas se ha debatido otra gran ausencia en los oscars de este año: la de Al Pacino por su importantísima composición en Donnie Brasco.

"Estoy orgulloso de que la gente me apoye así, aunque me asombra porque no conozco individualmente a ninguno de estos admiradores", observó DiCaprio el domingo. "Es bueno ser reconocido por tu trabajo; no me siento desilusionado ni estafado por no ser candidato".

"El mayor robacorazones"

Aparte de varios trabajos tempranos en televisión fácilmente olvidables, la filmografía de Leonardo DiCaprio se remite tan sólo al año 1993, cuando rodó la adaptación de la biografía de Tobias Wolff Vida de este chico y el drama ¿Quién ama a Gilbert Grape?, por la que fue candidato al Oscar a sus entonces 18 años. Su seguimiento mayoritario comenzó con Romeo y Julieta en el 95, y ahora la revista Vanity Fair le describe en portada como "El mayor robacorazones del mundo".Hasta The New York Times llegó a dedicar hace poco un artículo editorial a Titanic, teorizando sobre el éxito y la repercusión de la película en torno al hecho de que el personaje de DiCaprio fallece al final de la acción. Según, este artículo, la muerte del héroe, un final cada vez más infrecuente en Hollywood, está teniendo un efecto arrasador en el subconsciente colectivo.

Otro de los méritos de Leonardo DiCaprio es el infrecuente equilibrio entre un seguimiento juvenil propio de revista de fans y el reconocimiento de los aficionados y la crítica considerada seria. DiCaprio se ha hecho famoso como actor gracias a una punzante capacidad para expresar un tipo de dolor y angustia adolescente, algo que al parecer se contradice con su bien conocida existencia personal: vive en casa de su madre (divorciada) en Los Ángeles y se mueve en el mundillo de las top-models. "He interpretado sobre todo personajes que son emocionalmente muy sensibles, no agresivos ni cargados de maldad", reconoce.

"Mi vida, mis hábitos y mis amigos son los mismos después de Titanic", añade, hablando de la magnitud que están alcanzando las cosas en su entorno. "Pero sería un idiota si no me diera cuenta de lo que está pasando o si no pensara en ello. Lo que ocurre es que, honestamente, lo único que puedo hacer son cosas que me resultan necesarias. Siempre hay altos y bajos en la carrera de un actor, esto le pasa a la gente que más admiro. Hay que aceptarlo. El secreto es no alejarse demasiado del camino que te has propuesto recorrer desde el principio".

Trabajo digno

Di Caprio asegura que no atiende a un sistema predeterminado para decidir las películas que elige y las que rechaza (proceso en el que le ayuda su padre). "Lo único que puedo hacer es elegir películas que me parecen interesantes, de las que puedo aprender, a través de las que puedo madurar como actor o simplemente de las que me apetece formar parte", explica. "Sólo quiero seguir aprendiendo y hacer un trabajo digno. Creo que en cuanto te comprometes con un sistema determinado de llevar tu carrera, no te queda espacio para desarrollarte".En público, DiCaprio defiende Titanic a capa y espada, y anteayer aseguró que es el tipo de película de la que se sentirá orgulloso dentro de cien años (sic) cuando le cuente a sus nietos que participó en ella. Sin embargo, en la citada entrevista de Vanity Fair reconoció que ese tipo de superproducción "no es en realidad lo que a mí me va, con todo el respeto a Jim [Cameron] y al resto del equipo".

En cuanto a si Titanic va a determinar su futuro profesional, DiCaprio cree que "en realidad un actor tiene la capacidad de elegir la mentalidad en que se va a mover: hacer sus propias elecciones o ceñirse a lo que otros esperan".

"No quiero meterme en el politiqueo sobre cuál es mi audiencia y mi objetivo", añade. "Todo eso es parte del trabajo de los estudios y de la gente que hace esas revistas especializadas. Es fácil dejarse llevar por esta mentalidad, pero tienes que hacer una elección como ser humano".

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