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Miembros del PSOE creen que Almunia condicionó su candidatura para combatir el desánimo del partido

Anabel Díez

El desánimo, la resignación -e incluso la molicie" en palabras de Francisco Fernández Marugán- que dominan al PSOE en los últimos tiempos han empujado al secretario general, Joaquín Almunia, a exigir entusiasmo y deseos de ganar como condición para ser el candidato a la presidencia del Gobierno. Así explican dirigentes del entorno de Almunia su decisión de hacer público el precio para encabezar el cartel electoral. Otros sectores apuntan a que Almunia quiso salir al paso de los comentarios que le sitúan en la desairada posición de ser candidato para perder. Los principales dirigentes socialistas se felicitaron ayer del paso dado por el líder del PSOE al asumir que aspirará a La Moncloa.

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"Joaquín Almunia no es Antonio Hernández Mancha, que nadie se engañe". El comentario hace referencia al que fuera líder de Alianza Popular antes de ser defenestrado por la propia formación conservadora al atribuírsele escasa o nula capacidad de liderazgo. La comparación ha sido formulada por un miembro de la ejecutiva federal para explicar parte de las razones que han llevado a Almunia a expresar sus deseos y sus inquietudes.En círculos socialistas se ha escuchado repetidamente que el PSOE no tiene ninguna posibilidad de ganar las próximas elecciones generales, por lo que poca importancia tiene quién sea el candidato. Después, para los próximos comicios, el propio Almunia se consideraría quemado como cabeza de cartel y llegaría el momento propicio para otros dirigentes- a los que se considera dotados de mayor carisma.

Resignados a la oposición

Almunia y la mayoría de los miembros de la ejecutiva federal han salido al paso de esta interpretación, que denota el pesimismo y la laxitud que parecen invadir al PSOE. "En el ámbito del partido y del grupo parlamentario se ha observado cierta resignación de estar en la oposición y eso hay que combatirlo de inmediato porque tenemos mucha responsabilidad ante una buena parte de la sociedad", señaló Mercedes Aroz, secretaria general adjunta del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso.La decisión de Almunia de poner condiciones para ser cabeza de cartel hay que situarla en el contexto de lo ocurrido durante el mes de enero en el PSOE, tanto en la ejecutiva como en el grupo parlamentario. Algunos de los asistentes a las reuniones de ambos órganos reconocen que la laxitud había invadido a sus integrantes, cuando no la tristeza y el abatimiento. De hecho, las tres últimas reuniones del comité director del Grupo Parlamentario Socialista celebradas en el Congreso y en el Senado en las tres últimas semanas han sido calificadas de tormentosas.

Tanto Juan Manuel Eguiagaray y Juan José Laborda, portavoces en el Congreso y el Senado, respectivamente, como Mercedes Aroz y Javier Rojo, que encabezan los grupos parlamentarios en las cámaras, han tenido que emplearse a fondo para levantar los ánimos entre sus compañeros, todos ellos, por cierto, miembros de la dirección. De ahí la frase -que se atribuye en privado tanto a Felipe González como a los citados- de que las bases, los militantes y los electores están deseando que el PSOE vuelva al poder, mientras que en los cuadros medios y altos no se ven "ganas de ganar".

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Mercedes Aroz trasladó a su grupo parlamentario que Almunia ha querido transmitir que "ganar las elecciones es tarea de todos". El ex ministro José Borrell se apunta a los deseos de Almunia de que el partido se imbuya de "ganas de ganar", aunque le parece imprescindible que se cuente con las dificultades. "Hay cierto desánimo porque estamos en una fase inevitable de toma de conciencia de las dificultades, del lastre del pasado que nos obliga a ejercer la crítica pero también la autocrítica". Borrell asegura que aunque la autocrítica puede debilitarles es imprescindible que se realice.

Todos dan la razón a Almunia en pedir más movimiento. El portavoz adjunto del Grupo Parlamentario Socialista, Francisco Fernández Marugán, señala: "El partido necesita activarse y sacudirse la molicie para trabajar en un proyecto de progreso".

Desde las Juventudes Socialistas, su secretario general, José Manuel Caballero, pide algo más a Almunia: "Tenemos que ser más arriesgados en nuestras propuestas". Caballero, que además es diputado, mantiene una discreta pugna con el partido y con el grupo parlamentario para conseguir una propuesta más avanzada que la actual en materia de insumisión y objeción de conciencia.

Tanto Caballero como Borrell y Fernández Marugán acogen con naturalidad que Almunia pueda ser el candidato a la presidencia del Gobierno. "La tradición del partido es la de que el secretario general es el candidato", señalan como si de una cuestión mecánica se tratara.

Por su parte, José Bono, presidente de Castilla La Mancha, expresó ayer en Requena (Valenia) su apoyo a Joaquín Almunia como candidato del PSOE a la presidencia de Gobierno. "Me parece un excelente candidato y lo imagino como un buen presidente de España", declaró Bono. Respecto al necesario proyecto de renovación que Almunia citó como condición para asumir la candidatura sentenció que "la renovación no puede ser un estandarte apolillado que se saca sólo cuando hay necesidad" y explicó que "debe afectar ideas, organización y personas".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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