_
_
_
_
_

España luchará por el oro contra Hungría

La selección de waterpolo se deshizo de Yugoslavia en semifinales de los mundiales

El equipo masculino de waterpolo español no está dispuesto a marcharse de Perth sin un título de campeón del mundo para su vitrina. Ayer sacó toda la garra y la sabiduría que atesora y se metió por la puerta grande -5-3 frente a una potentísima selección yugoslava- en la gran final de los octavos campeonatos del mundo. Hoy luchará por el oro frente a Hungría pero, independientemente de lo que ocurra, España ya ha logrado un récord en estos campeonatos: el de ser el único equipo del mundo que ha estado presente en tres finales mundiales y dos finales olímpicas, seguidas en la década de los noventa.Quizá el mayor mérito de la selección que dirige Joan Jané ha sido el de mantenerse impermeable a los halagos y a las críticas. Después del quinto puesto en los europeos de Sevilla, pocos contaban a España entre los favoritos para el podio de Perth. Pero ellos ya habían decidido que tenían que estar ahí. El partido de ayer contra Yugoslavia se ganó porque ninguno de los hombres que se tiraron al agua se planteó en ningún momento que se pudiera perder, y la batalla se disputó con la misma genialidad en el agua y en el banquillo.

Más información
Pilczuk destrona a Popov

La clave estuvo en la disciplina en defensa y en la fantasía en ataque. España planteó una impecable defensa en zona que consiguió anular al boya Dusan Popovic, uno de los hombres fundamentales para el ataque yugoslavo, y obligó a los atacantes externos a retardar y forzar el tiro. La defensa, además, actuó como un muro en las situaciones de inferioridad numérica -los yugoslavos sólo consiguieron meter gol en una de las nueve ocasiones en que se encontraron con un hombre de más durante todo el partido- .Por si eso fuera poco, cuando los adversarios lograban tirar a puerta, se topaban con un Jesús Rollán en estado de gracia, que lo paraba todo.

En ataque, España derrochó imaginación, una de las señas de identidad de conjunto de Joan Jané. Si a esta capacidad de creación se une una sólida base técnica y estratégica y un día acertado, el resultado son goles antológicos como el que hizo Salvador Gómez al principio del tercer cuarto, después de una jugada maestra de conjunto, que sirvió para equilibrar el marcador en el único momento de apuro que vivieron los españoles. A partir de ahí, Yugoslavia se fue diluyendo ante la experiencia y las ganas del adversario que tenía enfrente.

"Con esta victoria respondemos a toda la gente que nos había retirado su confianza después de Sevilla, y a todos los que decían que nos habíamos mantenido en el torneo porque nos había tocado el grupo fácil", dijo el capitán del equipo, Manel Estiarte. "Hemos ganado por la ilusión, por la calidad y por las ganas que derrocha este grupo excelente de jugadores", añadió Jané. La plata ya está asegurada, pero España no piensa conformarse con eso. "Ya tenemos las vitrinas llenas de medallas de plata. Queremos el oro", comentó Daniel Ballart.

Si vencen a Hungría, que ayer ganó a Australia por 10-5, han prometido que se harán tatuar el logotipo de los campeonatos, como hicieron en Atlanta 96. No será fácil, no obstante, porque como dijo ayer Jané, si los húngaros juegan como ante Australia "será para temblar".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_