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El FMI y el G-7 prestan 1,5 billones más a Corea para evitar una suspensión de pagos

El G-7 (los siete países más ricos del mundo del mundo), el Fondo Monetario Internacional y otros seis países han decidido otorgar a Corea del Sur un préstamo urgente de 10.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas) para intentar evitar la temida suspensión de pagos. Esta posibilidad cobró fuerza después de que el Gobierno de Seúl reconociera el miércoles que su deuda exterior rebasa los 200.000 millones de dólares (30 billones de pesetas), el doble de lo admitido hasta ahora. Japón aportará casi medio billón de pesetas, y Estados Unidos, 165.000 millones. La Bolsa de Tokio repuntó con fuerza el jueves. Ganó un 2,2%, tras la aprobación de unos presupuestos restrictivos para el año próximo.

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Una crisis con muchos focos

El pozo sin fondo de la crisis financiera surcoreana- se tragará otros 10.000 millones de dólares (1,5 billones de pesetas) concedidos por el G-7 (Estados Unidos, Japón, Canadá, Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros seis países (Australia, Bélgica, Holanda, Nueva Zelanda, Suecia y Suiza).El FMI se hace cargo de 300.000 millones de pesetas, que entregará "de forma inmediata", antes del próximo 30 de diciembre, según anunció el ministro surcoreano de Finanzas LimChang-yuel. Japón será el país que más aporte a título individual. Una suspensión de pagos de Corea tendría graves consecuencias para los bancos japoneses, muy comprometidos con el sistema financiero y empresarial coreano.

Esta ayuda se une a la otorgada por el Banco Mundial que, con inusual rapidez, decidió el martes adelantar a Corea del Sur, undécima potencia económica del mundo, un préstamo de 435.000 millones de pesetas, que se suma al concedido la pasada semana por el Banco Asiático de Desarrollo por otros 600.000 millones.

Las autoridades surcoreanas necesitan liquidez para atender a las demandas de los acreedores a corto plazo, que quieren cobrar 600.000 millones de pesetas antes de que acabe el año.

"Hay un sentimiento generalizado de que la situación es extremadamente peligrosa", explicó el miércoles el portavoz del Banco Mundial, Mark Malloch Brand. Un comunicado de la institución subraya que el préstamo de emergencia "es un símbolo del compromiso de Corea en favor de las reformas estructurales", que contribuirán "a restablecer la salud de una economía fundamentalmente sana".

En una declaración conjunta difundida ayer en Washington, los ministros de Economía de todos los países prestatarios afirman que las ayudas se ofrecen " para apoyar el programa económico de Corea" y advierten que la entrega de los fondos "estará condicionada a una aplicación enérgica" de las reformas pactadas por Seúl y el FMI.

Para Corea, estas reformas significan un brutal ajuste económico y social, con el riesgo de que afecte al orgullo nacional y a un modo de vida considerado hasta ahora inamovible.

La tasa de interés ha subido hasta el 30%, lo que imposibilita la financiación de cualquier inversión a largo plazo. Según las nuevas condiciones del FMI, un número aún desconocido de entidades de crédito insolventes serán cerradas o fusionadas y se facilitarán los despidos de los empleados, algo inconcebible hace pocos meses.

Será necesario subir los impuestos y abrir el mercado, hasta ahora muy hermético, a sociedades y productos extranjeros. Aunque la depreciación del won un 50% en tres meses facilitará las exportaciones a bajo precio, encarecerá las importaciones, vitales para la economía del país, y el pago de los créditos internacionales de los conglomerados empresariales o chaebols.

La Bolsa de Seúl, que cerró antes de conocerse las ayudas del FMI, perdió el miércoles un 4,07%, que se suma al retroceso del 7,5% de la víspera. No obstante, la moneda surcoreana cambiaba a 1.810 por dólar, cuando en la jornada anterior había llegado a caer hasta 2.000. En noviembre, antes de estallar la crisis asiática, el won se cambiaba a 900 por dólar.

La gravedad de la crisis ha movilizado a las compañías automovilísticas surcoreanas, que han pedido al Gobierno de Seúl ayudas para salvar esta industria, una de las más importantes del país y la quinta del mundo. El llamamiento se produjo tras una reunión entre responsables gubernamentales y directivos de la compañía Hyundai Motor y otras cinco del sector.

La Bolsa de Tokio, en cambio, se recuperaba el miércoles hasta ganar 125,58 puntos (un 0,8%) y el jueves conseguía un importante avance, del 2,2% (334 puntos en el índice Nikkei). El optimismo llegó de la mano de la confirmación de que el Gobierno pondrá a disposición de los bancos y empresas en dificultades una línea de crédito de 2,32 billones de pesetas. En Nueva York, durante una sesión reducida en la víspera de Navidad, el índice Dow Jones registró pequeñas pérdidas, 31,34 puntos en el índice Dow Jones.

Además, el Gobierno japonés aprobó los Presupuestos para el próximo año fiscal, que comienza el 1 de abril. El proyecto es muy restrictivo y prevé un aumento de los gastos de sólo el 0,4%, para compensar la reducción de impuestos a las empresas. Por primera vez desde 1954, el presupuesto de Defensa no crece. Los fondos oficiales de ayuda al desarrollo se han reducido más de un 10%.

Mientras, la crisis asiática ha dañado a otros dos bancos japoneses, el Sanwa Bank y el Sakura, que se encuentran entre los nueve mayores del mundo. La calificación de su deuda a largo plazo ha sido rebajada por la agencia internacional de evaluación de riesgos Standard & Poor's.

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