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"Cami, que te pierdes"

Apasionado diálogo entre Felipe y Caminero tras la expulsión del rojiblanco

No habían pasado ni cinco segundos de su agresión a Robaina y Caminero ya sabía que había vuelto a meter la pata. Amagó con irse a por el árbitro para alegar cualquier cosa, o a por Robaina para lanzarle reproches, pero un rival, Felipe, le sirvió de calmante. Lo hizo a la manera que sólo los amigos pueden hacerlo, por la fuerza. Lo cogió del cuello, juntaron las caras y le habló claro: "Cami, coño, que te pierdes. Te calientas y la cagas. No puede ser. Esas patadas absurdas que pegas no tienen sentido. Tienes que estar más tranquilo".Toni llegó a la carrera, convencido de que aquel diálogo era el anticipo de una tangana, pero se retiró enseguida. "Pero joder", respondió Caminero, "antes me ha dado él". "Lo que quieras", interrumpió Felipe, "pero era un forcejeo. Y tú las patadas las das sin balón de por medio. Que no puede ser, que se te va la cabeza". Cuando Caminero zanjó la conversación con una autocrítica sincera -"sí, sí, he perdido el control"- ya no le quedaban ganas de protestar al árbitro. Simplemente fue a por Robaina, y le pidió perdón. Luego, incluso le dio la camiseta que le había pedido el jugador del Tenerife antes del encuentro para un amigo minusválido admirador del rojiblanco. Caminero conocerá hoy su sanción competitiva (él se espera un mínimo de dos partidos, algo que le impediría jugar el sábado en el Camp Nou). Y aunque se puede librar de la multa del club (Gil cree que el suyo es un caso perdido: "Como no puedo matarlo, habrá que aceptarle como es"), desde su conversación con Felipe no consigue quitarse una idea de la cabeza: "Ahora me arrepiento, pienso que nunca más, pero luego, alto al terreno de juego y la vuelvo a liar". Caminero es así.

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