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CRISIS EN ASIA

Tokio abre nuevas incertidumbres

La nueva quiebra de una institución financiera en Japón ha provocado una nueva onda de choque sobre las bolsas asiática y en el resto del mundo. En Asia, los principales índices bursátiles cayeron ayer (el 2,5% en Seúl, 3,5% en Tailandia, 2,1% en Singapur y un 2,5% en Hong Kong). Y las divisas registraron nuevos retrocesos frente al dólar.

¿Será Japón la próxima ficha del dominó, tras Tailandia, Indonesia y Corea del Sur? Japón se encuentra en una situación diferente a las demás economías asiáticas, más dependientes del capital extranjero, y sigue asentado sobre una riqueza considerable.

Ello no impide que su salud financiera sea alarmante, seis años después del inicio del estallido de la burbuja, y que continúe purgando los excesos de los años ochenta. La quiebra de Yamaichi es la tercera en menos de un mes.

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Fuertes pérdidas

Según un analista de un banco de Hong Kong "es el inicio de una larga serie, que verá desaparecer en los próximos meses a una docena de instituciones financieras, particularmente bancos pequeños". El todopoderoso Banco de Tokyo-Mitsubishi, primer banco japonés y uno de los principales acreedores de los países del sureste asiático, anunció ayer unas pérdidas en el primer semestre del año equivalentes a más de un billón de pesetas, por la necesidad de destinar 1,32 billones a provisiones para créditos dudosos.Algunos banqueros de Hong Kong temen que los bancos japoneses, que financian desde hace tiempo el déficit presupuestario estadounidense, se pongan a vender bonos del Tesoro para conseguir liquidez. Un movimiento que provocaría una subida de los tipos en EE UU y, por lo tanto, en el mundo entero.

Otra duda inquietante es si la amenaza de deflación en Asia y Japón puede extenderse a todo el mundo. Con la mundialización de los mercados y la liberalización de los flujos de capitales, la deflación se propaga a la velocidad de las transacciones electrónicas, lo que explica los efectos de contagio en cadena en el conjunto de las plazas financieras desde hace cinco meses.

La responsabilidad mundial de los bancos japoneses es tal que el ministro de Finanzas, Hiroshi Mitsuzuka, anunció ayer que el Gobierno utilizará fondos públicos para salvar al sector financiero.

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