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EL GRAN CAMBIO DEL ÚLTIMO 'AMATEUR'

Lomu y el 'tercer tiempo'

El rugby, un deporte de "brutos practicado por caballeros", es el paradigma de la deportividad, pese a su aparente y a veces inevitable dureza por los contactos. Y es también la maravilla estética de poder volver a ver en los campos al impresionante tres cuartos ala neozelandés Jonah Lomu -22 años, 1,95 metros y 118 kilos- resistir placajes que tirarían un árbol, fintar y ensayar. Y eso, aunque ahora no esté recuperado del todo de sus largos meses de baja por un problema renal -no jugó el sábado contra Irlanda- .Pero en el rugby siempre hay el peligro de la violencia, y el mucho dinero en juego es todo un caldo de cultivo. Incluso ha alcanzado ya al tercer tiempo, el momento tradicional de confraternización tras los partidos. Fue el 14 de septiembre en el partido entre el Brive francés y el Pontypridd galés, de la Copa de Europa, la máxima competición de clubes inventada en los nuevos tiempos cuando hasta hace poco incluso los campeonatos nacionales eran excomulgados. Cuatro jugadores, dos por cada bando, fueron expulsados en el juego -algo que se ha repetido en muchos partidos-, pero después en un bar hubo una batalla campal con tres hombres del Brive hospitalizados y seis del Pontypridd detenidos. La cuestión se zanjó con una multa al club galés de más de siete millones de pesetas. El Brive, campeón del año pasado, es uno de los tres equipos franceses clasificados para las semifinales del tomeo actual. Jugará en diciembre contra el Toulouse, mientras el Pau lo hará con el Bath, único superviviente inglés.

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