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CONGRESOS REGIONALES SOCIALISTAS

Los renovadores desalojan a los guerristas del poder en el congreso de los socialistas madrileños

Anabel Díez

El sector renovador, que comenzó hace seis años su carrera por hacerse con las riendas del PSOE, tiene cumplido su objetivo casi al completo. La secretaría general de la FSM está ocupada desde ayer por el renovador Jaime Lissavetzky, cuya lista resultó triunfadora con el 56,21% de los votos frente al 43,12% de la que encabezaba José Acosta, hasta ayer presidente de los socialistas madrileños. Su sucesora es la diputada y ex ministra Cristina Alberdi, colocada en un puesto que le abre la puerta a ser la futura candidata a la alcaldía de la capital. Lo ocurrido en el congreso madrileño muestra que la paz entre familias no era sincera y que unos u otros pensaban dar el salto hacia adelante cuando sus apoyos se lo permitieran.

El nuevo equipo de Madrid recibió el respaldo "pleno y caluroso" de la comisión ejecutiva federal del PSOE, según proclamó el secretario general, Joaquín Almunia, que asistió a la clausura de este congreso. También tuvo unas sentidas palabras de homenaje para José Acosta.La tensión de la noche y la vigilia no permitió que los triunfadores se mostraran excesivamente eufóricos ni que se viera demasiada amargura en los rostros de los perdedores. Unos y otros terminaron este octavo congreso de la FSM como lo empezaron: divididos en los dos sectores que configuraron las dos listas alternativas.

Al final, al votar las candidaturas, los renovadores sacaron 78 votos a los acostistas, 335 frente a 257. Todas las familias renovadoras, junto a la plataforma de los alcaldes del sur y la corriente izquierda Socialista, desalojaron del poder a quien lo ha ostentado durante más de 20 años aunque, eso sí, siempre cedieron una cuota a los renovadores.

Sin embargo, en los últimos años la división anidó entre los socialistas madrileños y la tripleta clásica formada por Joaquín Leguina, José Acosta y Juan Barranco se rompió. Leguina se retiró de la escena y pasó a ocupar el liderazgo renovador Jaime Lissavetzky, quien en el anterior congreso salió elegido secretario regional con los votos de Acosta.

Si pudo haber integración queda ya para la historia", según dijo el nuevo secretario general. Atrás quedan las distintas versiones sobre si unos y otros querían o no negociar. Los acostistas dicen que no; los renovadores aseguran que Acosta y los suyos se negaron a discutir nada que no pasara por su permanencia como presidente de la FSM.

"La FSM se ha adaptado al espíritu del 34º Congreso con pleno respeto a las reglas del juego que permiten formar mayorías y que las minorías puedan dejar de serlo si articulan un discurso coherente". Así empezó Lissavetzky su discurso de clausura. Todo recordaba a la clausura del 34' Congreso del PSOE, en el que Felipe González se fue y el sector renovador se hizo con el poder dejando a los guerristas fuera de la dirección.

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También ayer, primero Lissavetzky y después Joaquín Almunia, ofrecieron la mano a los perdedores y mostraron su afecto personal a José Acosta y sus partidarios, antes guerristas, salientes de la ejecutiva. Almunia recordó que, cuando en 1976 llegó a Madrid como militante afiliado en Bruselas buscó a alguien de la FSM. Y encontró a Pepe Acosta.

Han pasado 21 años y Almunia aseguró que seguía teniéndole el mismo afecto y extendió los halagos a Juan Barranco. Acosta, ya terminado el Congreso, expresó su reconocimiento a Almunia y aseguró que compartía los mismos sentimientos.

Al margen de las despedidas, Lissavetzky dejó claro que a partir de hoy de lo que se trata es de trabajar para ganar las elecciones. "Se inicia una nueva etapa y la necesidad de acabar con las etiquetas, tenemos nuevas actitudes y nuevas formas de expresarlas", proclamó el nuevo secretario general, quien, con una ejecutiva en la que hay cinco mujeres entre 13 miembros, iniciará el camino para recuperar el poder en Madrid. El PSOE perdió el Ayuntamiento en 1985 y la Comunidad en 1995.

Alberdi, camino de la alcaldía

Por su parte, la ex ministra de Asuntos Sociales y actual diputada nacional por Málaga Cristina Alberdi tiene ahora muchas papeletas para ser la candidata del PSOE para la alcaldía de Madrid. Alberdi es desde ayer la presidenta de la FSM y quienes la conocen dan por seguro que su cargo no será honorífico. Es es el comienzo de la carrera para que cuando llegue el momento de que los militantes socialistas voten los candidatos para -el Ayuntamiento y la Comunidad su nombre resulte abrumadoramente propuesto.

En la noche del sábado los congresistas supieron que en la lista del sector mayoritario figuraba Alberdi en la presidencia. En medio del alboroto y la tensión entre renovadores y acostistas no muchos cayeron en la cuenta de que su inclusión iba a tener efectos que trascendieran a la vida interna del partido.

Lissavetzky no quiso ayer comentar el futuro electoral de la ya presidenta de la FSM dado que serán los militantes, previsiblemente en primavera, quienes pongan en marcha el proceso de selección de candidatos. "Ha sido una ministra muy bien valorada y es un referente social, además, parte de su labor la ha hecho en Madrid", dijo.

La interesada, requerida para que hablara de sí misma, sólo mostró "su ilusión y su responsabilidad" por recuperar Madrid para su partido" y "estar cerca de la gente y sus problemas".

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Sobre la firma

Anabel Díez
Es informadora política y parlamentaria en EL PAÍS desde hace tres décadas, con un paso previo en Radio El País. Es premio Carandell y Josefina Carabias a la cronista parlamentaria que otorgan el Senado y el Congreso, respectivamente. Es presidenta de Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP).

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