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Tribuna
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Un Gobierno nuevo para Galiza

Porque nos interesa este país, en el Bloque Nacionalista Galego (BNG) sabemos comprender Galiza como una realidad internamente diversa y en constante movimiento de interacción y metamorfosis de los distintos elementos que la integran y la dotan de identidad. De tal manera que ahí reside lo fundamental de la manera de vivir y comprender Galiza desde su propia conciencia colectiva desalienada que, a lo largo de los dos últimos siglos de su historia contemporánea, se manifestó en una corriente cada vez más caudalosa de pensamiento y práctica social, cultural y política que se dio en llamar primero galeguismo y después nacionalismo gallego.Por esto mismo, y no por un azar cualquiera, el nacionalismo gallego fue siempre -y es hoy- radicalmente democrático, y se manifestó siempre -se manifiesta hoy también- de forma plural, incluso en los momentos en que su expresión política revistió virtualmente la forma de una sola organización, como fue el caso del Partido Galeguista en la II República y vuelve a serlo hoy, de otra manera, el del BNG. Si la Xeración Nós hizo suya y profesó la cosmovisión contenida en la afortunada imagen de Vicente Risco de que "Galiza é un mundo", fue precisamente por eso. Así, el Bloque, partiendo de una concepción integrada y, por lo mismo, unitaria de la globalidad que constituye la nación gallega, fue capaz de conjugar y traducir en síntesis una pluralidad interna de perspectivas y puntos de vista sobre la realidad del país, y ofrecer a la ciudadanía un conjunto vertebrado y congruente de respuestas a las necesidades económicas, culturales y sociales prioritarias de cada segmento de esa realidad ciudadana.

Sin embargo, este diagnóstico y esta actitud, esta manera de en tender y aprehender Galiza que tiene el BNG, le imprime una inequívoca ímplicación ética a su alternativa política e incluso me atrevería a afirmar que le imprime también una visible pigmentación estética, ética y política, ya que, en rigor, la política, en el contenido semántico más auténtico del término, no es otra. cosa que la acción democrática de legislar y gobernar conforme al ethos del país. Cuando no es así, la política se convierte en pornografía, en el sentido literal de esta palabra. O sea, se convierte en lo que estamos presenciando, mal que nos pese, en la acción parlamentaria y de gobierno actualmente habituales en nuestra nación. He aquí por qué -se lo dije en el Parlamento al actual presidente de la Xunta- el BNG y la ciudadanía que lo apoya con sus votos afirman tres postulados ético-políticos, tres pilares indispensables para una acción política y de gobierno que encare e intente remediar nuestra actual patología social: la democracia -o sea, los derechos y libertades individuales y colectivos de los gallegos y gallegas-, la dignidad y el bienestar. De tal forma que los tres compromisos ético-políticos fundamentales que el BNG contrae claramente con la ciudadanía, gallega consisten, primero, en restaurar la democracia; segundo, en ejercer la dignidad, y tercero, en conquistar el bienestar.

Si cito en primer lugar restaurar . la democracia, y no simplemente practicarla, es porque la democracia está padeciendo un deterioro cada vez más grave, que alcanza niveles alarmantes en el concreto ámbito social e institucional de la comunidad autónoma gallega.

Sitúo en segundo lugar ejercer la dignidad porque sólo así seremos un pueblo merecedor de tal nombre, pues sólo nos respetarán si nos otorgamos aprecio y respeto a nosotros mismos. Este pueblo precisa ser él, no precisa de falsas paternalidades para sentirse amparado y redimido sin tener que dar la cara. El BNG no ejerce ninguna clase de tutela sobre el pueblo gallego, ninguna clase de despotismo, porque ningún despotismo vale, ni siquiera el ilustrado. El BNG simboliza la dignidad individual y colectiva de los hombres y mujeres de Galiza.

Cito también conquistar el bienestar. Bienestar económico y social, bienestar material e inmaterial -lo que implica la dimensión cultural de la sociedad-. Para el BNG, bienestar económico sin bienestar social carece de sentido, es decir, no existe bienestar económico si no se traduce en bienestar social. Puede existir ri queza material, nivel elevado de civilización técnica; pero riqueza y civilización, acumulación de bienes económicos y tecnología no equivalen a bienestar eco nómico. En la dimensión nacional gallega del problema, los términos de la cuestión son análogos: es la economía del país y los nexos con su entorno lo que tiene que estar en función de la ciudadanía gallega, y no esta ciudadanía la que tenga que estar en función y a resultas de la economía europea, o estatal, o del propio país insertado en ellas con un rol definido a priori y de espaldas a las necesidades y a los intereses de los ciudadanos gallegos. El pueblo gallego afirma que no está de más. Que no quiere malvivir de limosnas, de subsidios o subvenciones, ni de trabajos precarizados.

Es posible, es factible. Es lo que precisa la inmensa mayoría del país. No sólo los agricultures, no sólo los marineros, no sólo los trabajadores de la industria y de los servicios. Lo precisa también la totalidad del empresariado propio del país gallego, el empresariado autóctono, el extenso empresariado medio sistemáticamente seducido, defraudado y finalmente vendido hasta ahora por un poder que actúa con ellos como el zorro metido en un gallinero: le come los huevos primero, y la gallina clueca después. Un poder que es objetivamente su enemigo porque, a la hora de la verdad, sirve a los grandes predadores, un poder enemigo disfrazado de "galego coma ti".

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El BNG sabe que la labor política consiste precisamente en hacer posible lo que es necesario. Pero para hacerlo posible hace falta inteligencia, hace falta creatividad, hace falta cultura, hace falta imaginación. Y hace falta una actitud abierta e integradora. Volver compañeros a los que fueron adversarios, volver aliados a los que fueron hostiles.

El BNG, como cuerpo organizado, sabe que no es el principio y el fin, que no es el alfa y omega de la inteligencia colectiva del país. Pero es, hoy día, la cristalización en proyecto político de lo que la inteligencia, la creatividad y la cultura llevan sembrado y arado en la conciencia social gallega. Yo quiero tener a mi lado, queremos tener con nosotros, a los hombres y las mujeres que trabajan en el BNG, pero también a los portadores de inteligencia, de creatividad y de cultura que ejercen como tales en los diversos segmentos sociales y en los diversos campos de la ciencia, de las artes y de la técnica más allá de los límites organizativos del BNG, en coordenadas progresistas y gallegas desalienadas. Porque el reto y la labor con los que nos enfrentamos no es el propio de cualquier fuerza política, es la de un pueblo entero.

Xosé Manuel Beiras es candidato a la presidencia de la Xunta por el BNG.

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