_
_
_
_
_
FÚTBOL SEXTA JORNADA DE LIGA

El Deportivo entra en crisis

El Valladolid logra una vahosa victoria en Riazor

La tragedia del Deportivo no es que haya abandonado determinadas cualidades, como la del gol, que emigró en el equipaje de excepcionales futbolistas como Bebeto o Rivaldo, sino en la adquisición de nuevos defectos. La escuadra coruñesa no se caracteriza por la seguridad defensiva de los últimos tiempos y la zaga ya no se comporta como la primera línea de transmisión de una efectividad que contagiaba al resto del equipo. Antes, el once blanquiazul se mostraba tremendamente remiso a la hora de ceder una ventaja: si los jugadores gallegos llegaban a adelantarse en el marcador, podían echar el candado al encuentro como quien cierra las puertas de una droguería. Así fue como Liaño y Songo'o consiguieron el trofeo Zamora.Ayer el Deportivo se adelantó a los tres minutos. Fue un gol tempranero y aunque el tanto se gestó por un error defensivo del contrario, lo cierto es que el respetable lo bendijo como un regalo caído del cielo. Todo parecía indicar que el equipo coruñés regresaba a la senda marcada tras el empate en el Santiago Bernabeu. Pero fue un espejismo. Diez minutos más tarde, Mauro Silva tuvo que salir al paso de la dejación que caracteriza a los centrales coruñeses y cometió un penalti sobre Víctor. Esta situación ha provocado que el brasileño se esté especializando en faltas.

A partir de ese momento, la escuadra castellana se limitó a contener a un equipo tremendamente estático, y salir a la contra. De nuevo la dejadez de la defensa herculina permitió al Valladolid adelantarse en el marcador. Peternac sólo tuvo que meter la pierna y desviar la trayectoria de un disparo realizado por Juan Carlos. Entonces se escucharon los primeros abucheos. Las críticas arreciaron cinco minutos después, cuando Víctor se plantó solo ante Songo'o y lo batió por bajo tras una cabalgada de Quevedo.

La segunda parte mostró la carencia de ideas ofensivas del equipo local. El Valladolid, que llegó a Riazor con la condición de colista, se replegó sin miramientos y cedió el balón al conjunto local. La escuadra de Kresic entendió que la ventaja conseguida era suficiente y se dedicó a tapiar espacios.

Los Riazor Blues acabaron coreando los nombres de Arsenio, Claudio y Bebeto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_