Devoción e ideología
Aznar destina el millón del alquiler a la iglesia del pueblo natal de Mr. Porcelanosa.La Iglesia balear, una pasta
En un descuido de sus cuidadores, me he hecho con el libro de honor del Mas de Torrent, y he estado fisgando las salutaciones que dejaron en él las celebridades que me han precedido. Encantadora, por ejemplo, la letra redonda y sencilla, de buena chica, de la infanta Cristina, con una dedicatoria cariñosa y no demasiado imaginativa. Los más divertidos son los artistas plásticos -Arroyo, López, Gordillo, Amat, Muntadas, Artigas-, que suelen rubricar con un dibujo. Los más pomposos, naturalmente, los políticos, en especial Ardanza, que sobre la firma pone "el lehendakari del Gobierno vasco", como si hubiera muchos lehendakaris en otras partes; un suponer, Australia.Y héte aquí que, de súbito, me topo con la firma del hombre que recién almorzó con los monjes de Silos un sencillo silencio en medio de un potaje sepulcral, o viceversa. Mientras José María Aznar pedía bendición para reiniciar sus importantes responsabilidades políticas, yo estaba amorrada al libro, intentando escudriñar los secretos de la letra pequeñísima, picuda, inclinada hacia la derecha -que es su lado natural- y como muy trabajada a base de rellenar formularios. Una letra con pocas alegrías, ni falta que le hacen, mientras pueda seguir jugando al dominó con representantes de las fuerzas vivas, como hizo en Quintanilla de Onésimo. Aproximadamente a la hora en que el prócer le daba duramente a las fichas se supo que el millón de pelas que la Segunda Familia de España y Primera de Lacoste ha pagado por el uso del chalé de Porcelanosa no ha ido a parar al bolsillo del propietario, sino al templo de San Pascual de Villarreal, en donde el dicho José Soriano vio la luz en un aciago día para las fachadas, los baños y los suelos. Qué ejemplo.
Hablando de templos, un informe de Izquierda Unida desvela que, en los últimos dos años, se ha triplicado el dinero público recibido en Baleares por instituciones de la Iglesia católica. En Baleares sigue el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, poniendo a prueba su frágil corazón en múltiples salidas ibicencas, y la no se sabe si aún esposa de Michael Douglas -sin él, S'Estaca no es lo que era-, Diandra, dio una fiesta de despedida que tuve el placer de perderme, pues me dicen que contrató a un grupo rockero con sintetizador muy poco acorde con la armonía de la isla.
Y hablando de Izquierda Unida, me di el gustazo de visitar a Pere Portabella en el familiar Mas Ventós, para que este hombre de Iniciativa per Catalunya me cuente cómo ve lo que está pasando y qué se puede hacer. Portabella, político y cineasta, anfitrión de los famosos suquets de pescado anuales, es un conversador brillante y tiene mucho de qué hablar, desde su relación con Buñuel cuando el rodaje de Viridiana hasta sus contactos con el recientemente desaparecido Marco Ferreri. Lo más entretenido, como suele ocurrir, es lo que comentamos a libreta cerrada, y que me llevaré a la tumba. En cuanto a la actual situación de IU, lo tiene claro: "Anguita y la dirección actual del PCE e IU representan un proyecto muy anclado en la marginalidad y el antisistema. Esto va acompañado por el odio entre vecinos, que es el peor: para él, los socialistas. Esto le permitió hacer la pinza con el PP, con lo que consiguió dos cosas: una, que ganara el PP, y otra, que no se hundiera el PSOE. Nosotros (IC) estamos por la alternativa de izquierdas, un acuerdo. entre partidos, sindicatos y otros colectivos, para hacer un Gobierno de izquierdas que, además, en Cataluña sea alternativa a Jordi Pujol. Hay que asumir la escisión, que ya se ha producido, y administrarla, ocupando el espacio de un radicalismo democrático, que no político, en donde podamos defender cosas como el Estado de bienestar y de las libertades, la lucha contra la corrupción... No podemos perder el tiempo, sino dedicarlo a transmitir nuestro proyecto".
Como ven, me he puesto intensa e ideológica, pero no teman. Les aseguro que, en el fondo, lo único que deseo es convertirme en la tercera esposa de Donald Trump y hacerme con una plataforma digital sólo para mis dedos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.