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Tribuna:VISTO / OÍDO
Tribuna
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Un criminal vencido

Entre la horca de Núremberg y los seis años de cárcel al superviviente del régimen comunista de la República Democrática de Alemania hay un considerable endulzamiento en las venganzas políticas. Pero la sentencia repugna. Si el presidente Egon Krenz es el responsable de la muerte de cuatro jóvenes que intentaban saltar el famoso muro -que más tarde dejó destruir: él mismo-, la pena es escasa y hasta grotesca. Si no es más que un juicio político, es enteramente injusta por su aplicación a un perdedor de lo que ni siquiera fue una guerra civil, y que ha sido acusado ahora, con leyes que no estaban en vigencia cuando él era presidente de un país reconocido por el mundo, por haber perdido algo. No se sabe qué.Me produce el mismo horror que el tribunal de crímenes de guerra contra los serbios de Bosnia, y no a todos los que ha matado en esa guerra. No es que Karadzic me parezca bien, y de Egon Krenz ni siquiera tengo recuerdos directos, más lo que se cuenta ahora (y no me veo obligado a creer a sus partidarios ni a sus enemigos), pero sí sé que me permite exponer siempre la misma doctrina: la guerra es un crimen contra la humanidad: tan culpable es Sadam Husein por haber actuado en el golfo Pérsico como el presidente de Estados Unidos por su operación relámpago. En ese caso no ha habido condenas: siempre he creído que en aquella estafa monstruosa al mundo hubo alguna complicidad. Menos en los cientos de miles de soldados enterrados en la arena, de los civiles destrozados y de los que mueren cada día como consecuencia del bloqueo, cuya suspesión -"alimentos por gasolina"no acaba de arrancar. Aun así, supongo que la aplicación de concepto de criminales de guerra a los que las pierden por parte de quienes las ganan, aparte de la hipocresía y la falsedad en la justicia, son mejores que el castigo al pueblo entero, como se hace con los bloqueos. El de Cuba es un crimen contra la humanidad. Pero vaya usted a juzgar al Senado de Estados Unidos y al presidente Clinton: no le recibirán. Y sin necesidad de bloqueos a mano armada y económica: los abandonos a su suerte de países como los africanos siguen siendo actos criminales. Haber favorecido al régimen de Argelia cuando robó las elecciones a los islamistas ha traído la secuela de los asesinatos, de los que sólo sabemos una parte: la que corresponde a los rebeldes.

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