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Un banco de pruebas para el Mundial

Mikel Ormazabal

La Clásica San Sebastián se convirtió ayer en un banco de pruebas del Mundial de ciclismo que se celebrará en la capital guipuzcoana del 7 al 12 de octubre. Para los ciclistas, los directores, la organización y los aficionados sirvió como ensayo de lo que ocurrirá cuando en esas fechas esté en juego el maillot arco iris.

El aperitivo de la Clásica, que excepcionalmente introdujo 45 kilómetros del Mundial (tres vueltas al circuito), dejó un edulcorante sabor de boca entre los afectados. Los corredores, en su mayoría, reconocieron la dureza del perfil, aunque la única tachuela del recorrido es una corta pero intensa pendiente (9% de desnivel), el alto de Oriamendi, por el que circularán 19 veces hasta completar los 260 kilómetros de que constará la prueba en ruta para profesionales.

Aunque todos coincidieron que "el Mundial será diferente", por el ritmo de carrera que se imponen los ciclistas, no parece que sea tan selectivo como los anteriores. Así se manifestó ayer el vencedor de la Clásica, Davide Rebellin, para quien la experiencia de ayer resultó satisfactoria. Pero el italiano del equipo La Française des Jeux confirmó que la carrera tendrá que "ir más rápida para evitar los continuos reagrupamientos".

Eusebio Unzué, director del equipo Banesto, confesó al término de la Clásica San Sebastián que el próximo Mundial de ciclismo "es aparentemente más duro de lo que en verdad supone dar vueltas a un circuito sin apenas dificultades orográficas". Por la parte que les toca a los aficionados, que serán sin duda los más beneficiados, el diseño del recorrido mundialista les permitirá situarse en los puntos estratégicos y contar hasta 19 veces el paso de los corredores.

Sin embargo, los principales damnificados serán los empresarios, los escolares y los centros hospitalarios, entre otros, debido al colapso que sufrirá la capital donostiarra y su periferia con el cierre total de los accesos circulatorios durante seis días.

Alteraciones en la ciudad

El Ayuntamiento de la ciudad, con el fin de amortiguar los efectos que tendrá la organización del Mundial, accionará los dispositivos necesarios para que la celebración de este evento ciclista produzca el menor perjuicio sobre la comunidad. La drástica reconversión de la ciudad provocará alteraciones cuyos principales beneficiarios serán los hosteleros y el sector servicios.La organización del Mundial, cuyo director será Jaime Ugarte, se aferra a la "proyección turística" que tendrá San Sebastián durante esos seis días. El Mundial, cuyo presupuesto asciende a 340 millones de pesetas, mostrará a todo el mundo la postal donostiarra y, a juicio del comité organizador, servirá para refrescar y mejorar la imagen del País Vasco.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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