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Tribuna
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La etapa histórica que no fue

Etapa-tertulia, propia de las postrimerías de las grandes vueltas; ritmo lento, pelotón agrupado intercambiándose señas y teléfonos los veteranos, preguntándose los catecúmenos dónde se podrán divertir el domingo-noche en París, etcétera. En fin, dejando escapar el pelotón de rigor, donde van desconocidos del público pero con colorines suficientes para no irritar a los aficionados que gustan del horario previsto, uno diría que lo de hoy parecía un grupo de amigos haciendo cicloturismo, hasta el punto de haber estado a unos dos o tres minutos de quedarse fuera de control nada menos que 130 corredores, incluidos favoritos.Me hubiese divertido en un caso o irritado en el otro que hubiese sucedido este desastre técnico, según el cumplimiento o no a rajatabla del reglamento.

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¿Se imaginan llegando a París sólo diez corredores, con los Ullrich, Virenque, Pantani, Escartín, Olano, etcétera, haciendo las maletas? De verdad me gustaría que alguna vez asistiésemos a algo excepcional decidido por los árbitros, sólo duros a la hora del doping.

Por otro lado, no dejo de reflexionar sobre la etapa del jueves. Sé que la arrogancia de Virenque no debe caer bien entre sus compañeros, pero no me convencen las explicaciones de Escartín y Jiménez al final de etapa. Y mucho menos el enfado de Pantani. Examinando la general, esa escapada, fallida por la desidia de sus compañeros, podría haber dado sólo satisfacción a Virenque -seis minutos y medio son prácticamente insalvables con la contrarreloj por delante-, pero resultados prácticos a Escartín y a Jiménez, dado que, desarbolando a Riis, Jiménez lo habría levantado en la general y Escartín tendría más margen de posibilidades de mantener su puesto. Los dos hablaron de falta de fuerzas y de su desinterés por la petición de Virenque, que consideraban además inútil. Sé que faltaban bastantes kilómetros, pero Riis estaba hundido y UlIrich masajeaba mucho la pierna izquierda cuando iba a casi un minuto de retraso. Creo que pudo ser una etapa histórica, de la que algún día se desvelará el secreto.

Luis García Berlanga es director de cine.

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