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Muere el cantaor Miguel Vargas

El artista falleció ayer, a los 55 años, víctima de un cáncer

El cantaor Miguel Vargas murió a las diez de la mañana de ayer en el Hospital Universitario de Sevilla. Justamente el día en que cumplía 55 años. Cantaor serio, respetado, hombre muy querido por cuantos le conocían, la noticia de su fallecimiento causó enorme impresión a la afición fiamenca. Ha sido una víctima más del cáncer. El artista vivía en Paradas (Sevilla), cuyo Ayuntamiento declaró un día de luto. Hoy, a las dos de la tarde, se abrirá la capilla ardiente en la Casa de la Cultura de Paradas y a las cinco de la tarde recibirá sepultura en el cementerio municipal.

Miguel Rubio Vargas había nacido en La Puebla de Cazalla (Sevilla), a no muchos kilómetros de Paradas. Tierra de moriscos y cantaores, como es sabido: de La Puebla son, también, La Niña de la Puebla, José Menese y Diego Clavel. Miguel creció en el campo, entregado a las ásperas faenas propias de la tierra desde niño. Apenas adolescente se fue a vivir a Paradas, donde se hizo querer y fue adoptado como uno más del pueblo. En los úItimos años se le consideraba una personalidad representativa del lugar.Sin antecedentes cantaores en su familia, lo suyo fue un caso de vocación. A él nadie le enseñó los cantes, los aprendió porque sí, porque sintió la imperiosa necesidad de cantar.

Él mismo lo contaba así: "Me acuerdo que había un programa en Radio Nacional de España, que radiaba discos de Chacón, de Manuel Torre, de Antonio Mairena... Y aquello me gustaba una barbariá ...".

Y así se forjó uno de esos cantaores que afrontan lo jondo dándole a este arte la máxima dignidad, con plena conciencia de que ofician una ceremonia única y trascendente.

En sus primeros años de profesional estuvo en Madrid, en el tablao Zambra, donde adquirió experiencia al lado de cantaores de la talla de Rafael Romero, Pericón, Juan Varea, Manuel Vargas, Pepe el Culata... Siguió siempre la buena senda, la de maestros como Mairena y consejeros como Francisco Moreno Galván. Todo lo que ofreció en el cante Miguel Vargas tuvo siempre un propósito enriquecedor, resultando de una gran belleza y a veces de una rara perfección.

La grave enfermedad de Miguel Vargas fue una sorpresa para cuantos vivían a su alrededor. Llevaba hospitalizado 40 días. En las vísperas había cantado en la inauguración de la Peña dedicada a Moreno Galván en La Puebla.

Fue, con toda probabilidad, su despedida del cante; con los amigos, como a él le hubiera gustado de ser consciente de la gravedad de, su mal.

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