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EL FUTURO DE EUROPA

Suecia anuncia que no participará en la primera etapa de la unión monetaria

Suecia dirá no a su presencia en el grupo de países que el 1 de enero de 1999 pondrá en marcha el proyecto de la unión económica y monetaria (UEM), pero no cierra las puertas para un ingreso posterior. Esta decisión fue anunciada ayer en una conferencia de prensa por el primer ministro, Göran Persson, después de que el Comité Ejecutivo del Partido Socialdemócrata decidiera llevar esa propuesta al congreso que el partido celebrara en septiembre. Persson fundamentó la resolución en lo que calificó de inseguridad del proyecto, refiriéndose a la UEM, y por el débil apoyo que ésta tiene en el país.

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Débil apoyo que es parte del rechazo de los suecos a la Unión Europea en su conjunto. En esas circunstancias, el ingreso en la unión monetaria en la fecha prevista , afirmó el primer ministro, podría generar una seria división entre los ciudadanos que repercutiría negativamente en momentos en que la economía ha logrado superar sus índices más negativos en cuanto a deuda externa, déficit fiscal e inflación, después de los programas de ajustes aplicados.El primer ministro entiende que la cuestión de la entrada en la unión monetaria no podrá ser, por tanto, resuelta sin escuchar antes lo que los ciudadanos tienen que decir al respecto. Pero ello no ocurrirá en lo que resta de esta legislatura, ni será tema de decisión en las elecciones generales que tendrán lugar el año próximo, sino que deberá resolverse a partir de 1998 mediante un llamamiento a elecciones o un referéndum especialmente convocado.

Aunque esperado, el anuncio de Persson provocó numerosas reacciones, de satisfacción entre los ciudadanos que se oponen a lo que consideran una cesión importante de su soberanía financiera, y de malestar entre los dirigentes del mundo empresarial y de un sector del espectro político encabezado por el Partido Conservador. Para los conservadores, la decisión supone no sólo una falta de liderazgo, por la incapacidad del Gobierno de persuadir a los ciudadanos de las ventajas de la adhesión, sino consecuencias económicas negativas como la subida de los tipos de interés y una mayor inflación. Sostienen también que Persson ha dado prioridad a la necesidad de mantener la unidad de su partido, profundamente dividido en este asunto, antes que a los intereses del país.

Los analistas políticos en Estocolmo consideran que la decisión del Partido Socialdemócrata, que se había mostrado vacilante con respecto a la UEM, se vio reforzada después de los resultados electorales en el Reino Unido y en Francia. Y en buena medida está dictada por exigencias de política interna. Las promesas formuladas por la dirección del partido con ocasión del referéndum que aprobó el ingreso de Suecia a la Unión Europea, que no fueron cumplidas en especial en materia de ocupación laboral, erosionaron considerablemente la credibilidad de los dirigentes, hasta el punto de que el partido ha conocido en estos años las más bajas cotas de popularidad en los sondeos de opinión.

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