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Comienza en París un macrojuicio contra 34 ex dirigentes y colaboradores de ETA

Aurora Intxausti

El Tribunal Correccional de París juzga desde hoy a 34 activistas y colaboradores de ETA, entre ellos sus jefes actuales (Ignacio de Gracia Arregui, Iñaki de Rentería, y Mikel Albisu Iriarte, Antza) y los que formaban el grupo Artapalo (Francisco Múgica Garmendia, Pakito; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, y José María Aguirre Erostarbe, Fitti). Gracia y Albisu, como Jon Bienzobas, Karakas, Antonio Gabiola Goyonaga, Kaskillos, y Jesús María López González, Txuma, son juzgados en rebeldía.

Quince ciudadanos franceses y un traficante de armas luxemburgués, Nicolás Naegelin, se encuentran entre los procesados por asociación de malhechores en un sumario instruido por Laurence Le Vert, la juez encargada de los asuntos de terrorismo en Francia. En el mismo, en el que se ha trabajado durante cinco años, consta que Naegelin gestionó para el colectivo Artapalo la compra de misiles portátiles norteamericanos Stinger y el explosivo indetectable Semtex. ETA pretendía hacerse con armas de alta tecnología e incluso contaba con un taller para fabricar las suyas propias.Las diligencias de este macroproceso contra la banda criminal se iniciaron efectivamente en 1992, cuando la policía francesa detuvo en un chalé en Bidart (País Vasco francés) a los que durante años habían estado al frente de ella.

El 29 de marzo, la Gendarmería arrestó a Francisco Múgica Garmendia, Pakito, responsable del aparato militar y encargado de la cuestión armamentística; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, que tenía un gran peso en la definición de la línea política y el aparato financiero, y José María Aguirre Erostarbe, Fitti, experto en la falsificación de documentos y la formación de comandos. Pakito había establecido ese día una reunión para, entre otros temas, abordar el diseño de la ofensiva terrorista para ese año en España.

La desarticulación del colectivo posibilitó la localización de una veintena de personas más que formaban parte de la infraestructura que ETA había conseguido establecer en el sureste francés y la del taller clandestino.

La documentación encontrada por la policía francesa en la vivienda de Bidart ha permitido saber que ETA había intentado comprar en el mercado internacional misiles portátiles y explosivo indetectable. Estaba previsto que la adquisición se realizase a través de Naegelin, hasta el que los agentes pudieron llegar, según se detalla en el sumario, a partir de la reconstrucción de la fotocopia de un talón que Pakito rompió en trocitos el día en que se produjo su detención.

300.000 dólares

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El documento bancario, por 300.000 dólares, correspondía a un pago desde una cuenta en la Sociedad de Bancos Suizos de Ginebra a otra en el City Bank de Nueva York, a nombre de John Beck, identidad falsa relativa a Naegelin y su socio William Taylor, y constituía la garantía para el pedido del armamento.Naegelin confesó ante Le Vert las extrañas relaciones que había mantenido con la organización terrorista a lo largo de 20 años y que el último contacto con ella lo estableció precisamente en 1992, cuando Txelis le pidió que les comprase los misiles y el explosivo.

La Fiscalía francesa asegura en su escrito de acusación que Naegelin se dirigió al también traficante Dimitri Khavessian para comprar con destino a ETA el explosivo Semtex, así como detonadores y lanzagranadas RPG 7, y que para garantizarle el pago le enseñó una copia del aludido cheque de 300.000 dólares. Aunque el traficante luxemburgués Naegelin niega haber recibido dinero por su labor de intermediario, la acusación mantiene que Philippe Lassalle, chófer y hombre de confianza de Txelis, llegó a entregarle la cantidad de un millón y medio de francos.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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