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La quiebra de tres filiales de Nippon Credit Bank provoca la mayor catástrofe financiera de Japón

El Nippon Credit Bank (NBC), uno de los principales bancos japoneses de crédito a largo plazo, anunció ayer el cierre de sus sedes en el extranjero y la supresión de 600 empleos para superar un pasivo que el pasado año alcanzó los 1,4 billones de pesetas Al mismo tiempo, tres de sus filiales dedicadas a la financiación especializada se declararon en quiebra, con unas deudas que suman dos billones de yenes (2,28 billones de pesetas). Se trata del mayor desastre financiero conocido en Japón desde la Segunda Guerra Mundial. Ayer se anunció la fusión de dos bancos de Hokkaido, lo que también es interpretado como reflejo de la crisis financiera profunda que afecta a los bancos japoneses.

El origen de esta crisis coincide con el de otras entidades financieras que han ido cayendo en quiebra en Japón o que están atravesando situaciones precarias: el peso de los créditos impagados, otorgados durante los años felices de laxa política crediticia de la burbuja económica de los ochenta.Y ayer se produjo la mayor quiebra desde la Segunda Guerra Mundial. Fueron tres filiales de NCB, que para aligerar sus deudas, acordó la liquidación de tres empresas financieras afiliadas, Crown Leasing Corp., Nippon Total Finance. Inc. y Nippon Assurance Finance Service Co., que presentaron ayer la solicitud de bancarrota judicial.

Las tres firmas declararon un pasivo de dos billones de yenes (2,28 billones de pesetas), y su bancarrota, puede desequilibrar los balances de numerosas instituciones financieras agrícolas que les habían extendido créditos de 240.000 millones de yenes (274.000 millones die pesetas).

EI NCB, que había anunciado una previsión de beneficios netos de unos 123 millones de dólares (17.200 millones de pesetas) para el año fiscal 1996 -concluyóel 31 de marzo-, sorprendió ayer a los círculos financieros anunciando unas pérdidas antes de impuestos de 350.000 millones de yenes (40.000 millones de pesetas).

El programa de reflote pretende aliviar un pasivo de 1,26 billones de yenes en préstamos irrecuperables (1,44 billones de pesetas) e incluye medidas como el cierre de sus oficinas, en el extranjero, reducción de personal, venta de bienes y recortes salariales. No descarta una fusión con un banco extranjero.

El plan descansa sobre una ampliación de capital de 300.000 millones de yenes (unos 342.000 millones de pesetas), destinado a impedir que su proporción de capital-activos caiga por debajo del parámetro del 8%.

En otro claro ejemplo de la sólida alianza entre el Gobierno y el empresariado nipón, el Ministerio de Finanzas ha pedido a 12 bancos y diversas compañías aseguradoras que compren el 73% de las acciones para garantizar el reflote. El resto será aportado por el Banco de Japón, mediante una entidad que se encarga de cubrir deudas de la banca privada con dinero de los contribuyentes.

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