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Reportaje:

Líneas abiertas

La liberalización de las telecomunicaciones bajará el precio de las llamadas

Los grandes beneficiados del histórico acuerdo alcanzado el pasado sábado por cerca de 70 países en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para liberalizar el mercado de las telecomunicaciones, cuya facturación anual es superior a los 80 billones de pesetas, serán sin duda los usuarios y las empresas. Una de las razones es que a partir del 1 de enero de 1998 se sentarán las bases para la desaparición de los monopolios en este sector estratégico para los Estados.Un ejemplo de lo que puede ocurrir es el del Reino Unido, que hace tres años se adelantó a la liberalización de este sector. Desde entonces, se ha pasado de una sola compañía telefónica nacional a más de 150 operadores en todo el país. El resultado es que han bajado los precios para los usuarios y han aumentado las infraestructuras y la cobertura desde un 70% a más del 90%.

Este pacto, que regulará el 93% del sector de las telecomunicaciones, permitirá ahorrar a los usuarios cerca de un billón de dólares en los próximos 14 años, según estima el Instituto de Economía Internacional de Washington.

A pesar de que estas cifras pueden parecer astronómicas, si se tiene en cuenta que una llamada en India cuesta 23 veces más que en Estados Unidos, y que desde 1975 a 1995 los minutos de llamadas internacionales han pasado de cuatro billones a más de 60 billones, con un crecimiento medio anual de un 15%, no va a resultar difícil sacar las cuentas.

Un informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) predice que en 1998 este sector moverá 1 billón de dólares y para finales de siglo habrá 1.000 millones de usuarios de líneas telefónicas fijas y móviles en el mundo. Los usuarios de Internet también aumentarán.

A principios de 1997 había unos 16 millones de ordenadores conectados a la red y más de 50 millones de usuarios. "La importancia de esta nueva forma de comunicación reside no -tanto en lo que es, sino en lo que se convertirá", dicen los expertos de la UIT.

Y son precisamente este tipo de comunicaciones básicas -teléfonos tradicionales, portátiles, fax, frecuencias, señales u operadores por cable-, las que contempla este pacto, que ha costado años de arduas negociaciones, desde que fracasara su conclusión al término de la Ronda Uruguay, en diciembre de 1993, y el pasado abril sufriera otro paróni al retirar Estados Unidos su oferta.

A partir del próximo año, los operadores accederán más fácilmente a ciertos mercados, hasta ahora muy protegidos, se favorecerán las inversiones extranjeras y, sobre otodo, se fomentará la competencia, haciendo que bajen los precios y se mejoren los servicios. Pero esta liberalización se hará de forma ordenada.

La mayoría de los países que participan en este pacto han abierto sus mercados de forma limitada o se han comprometido a abrirlos en el futuro, guardándose el control de la presencia extranjera. Y como garante para que no se cometan atropellos se encuentra la ONIC, que proporciona "seguridad y previsibilidad", según su director, Renato Ruggiero.

Pero muchos países, sobre todo de Aska, América Latina y África, tendrán que . equilibrar la amenaza que supone la liberalización de sus monopolios con la necesidad de ofrecer servicios más competitivos y sofisticados a usuarios y empresas.

El riesgo para los menos desarrollados es quedarse al margen del maná de los inversores extranjeros cuando la explotación de muchas líneas no sea rentable económicamente y los Gobiernos sean incapaces de hacer frente a los impresionantes gastos que su desarrollo implica.

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