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Llegan a España los cadáveres de los tres cooperantes asesinados en Ruanda

La lluvia empezó a caer justo en el momento en el que llegaban ayer los féretros de los tres cooperantes españoles asesinados en Ruanda. En el pabellón de Estado del aeropuerto de Barajas, en Madrid, el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, impuso a los fallecidos la medalla al Mérito Civil. "No queremos héroes, necesitamos gente viva" comentó Pilar Estébanez, presidenta de Médicos del Mundo, quien exigió una investigación internacional y auguró el fin de "la inmunidad de las ONG".

Eran las tres de la tarde de ayer cuando un vehículo del aeropuerto de Barajas dejaba junto al pabellón de Estado a las dos hijas de Manuel Madrazo, uno de los cooperantes asesinados en Gatonde (Ruanda). Una de las niñas aguantó los 30 minutos que tardó en llegar el avión que traía desde Bruselas el cadáver de su padre y los de María Flors Sirera y Luis Vatueña, cogida de la mano del presidente de la Comunidad Autónoma de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. El acto de homenaje fue sencillo. El ministro de Exteriores les impuso la medalla al Mérito Civil a título póstumo y resaltó que los tres cooperantes "dieron más de lo que es moralmente exigible".Tras el acto, los restos mortales de Manuel, Flors y Luis fueron trasladados hasta la antigua sede del Ministerio de Asuntos Sociales, donde quedó instalada la capilla ardiente. Allí, por la tarde, seles rindió un homenaje multitudinario. La presidenta de esta organización humanitaria, Pilar Estébanez, dijo que no quiere héroes y por eso todos los proyectos de Médicos del Mundo España en Ruanda han sido suspendidos temporalmente.

Los responsables de esa organización no quieren que lo ocurrido anule su capacidad de denuncia. Ayer, Camilo Tomé, uno de los encargados de trasladar los cadáveres desde Ruanda, dijo que 11 se está constatando una escalada anticooperación en la zona", e incluso aseguró que "hay miembros del Gobierno ruandés que gastan muchas energías en controlar a sus compañeros de gabinete más violentos". Médicos del Mundo no "confía" en la versión de los hechos que ha dado el Gobierno ruandés y pide una investigación internacional para esclarecer el supuesto asesinato -no confirmado por Ruanda- de dos detenidos en relación al caso a manos de soldados regulares.

Mientras, el Ejército ruandés investiga en la zona de Ruhengeri a punta de pistola. La prueba: una treintena de civiles asesinados por las tropas ruandesas y 20 desaparecidos, según los observadores de la ONU. El Gobierno español sólo da un consejo: que se salga de la zona. Matutes dijo ayer que "se necesitaría un ejército de decenas de miles de hombres para proteger a los cooperantes".

Con protección o sin ella lo que piden las ONG es respeto. "Sólo se habla de nosotros cuando hay muertos. Cuando mataron a los cuatro misioneros españoles [en octubre pasado] ellos eran héroes y desde los medios se criticaba a las ONG. Ahora nos toca a nosotros ser héroes", se quejaba Estébanez ante los más de 30 periodistas que se agolpaban en Barajas después de decir que es "arriesgado criticar a los medios".

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